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CENTROS EDUCATIVOS ANTI-BULLYING: LA CLAVE DEL BIENESTAR

Muchas familias eligen un buen colegio o instituto para sus hijos no solamente por la formación académica que puedan recibir en ellos sino también por el clima de convivencia que se respira en sus aulas y por los valores éticos y prosociales que en centro difunde.


Niño diciendo que se detenga el Bullying

 

¿Por qué los últimos estudios sobre bienestar psicológico colocan a los centros educativos en uno de los motores del bienestar infantil y adolescente? Veamos algunos motivos:


  • Aunque la institución educativa por excelencia es la familia los niños y adolescentes pasan cada vez más tiempo en los colegios e institutos y menos tiempo con sus padres y otras personas adultas de referencia. Esto da al centro educativo una gran responsabilidad

  • El estilo de vida de las grandes ciudades hace que el centro escolar se convierta en el epicentro de la socialización: es en él donde más oportunidades se tienen de relacionarse con iguales y donde aprenderán buenos o malos hábitos de relación e interacción social. 

  • Según los hijos van creciendo, la importancia del grupo de iguales aumenta. Cada vez les interesa más caer bien, relacionarse bien, lo que opinan de uno... Todo ello influye en la formación del autoconcepto y de una autoestima sana, fuentes de bienestar psicológico.


Ya se sabe que las buenas habilidades y experiencias positivas en la relación con personas de su edad hacen que los niños y adolescentes sientan más seguridad y tengan una percepción más positiva de sí mismos y de su entorno. Pero ¿Cómo lograrlo? ¿Qué características o medidas ha de tener un centro educativo para garantizar una socialización sana entre su alumnado?


CÓMO LOS CENTROS ESCOLARES PUEDEN PREVENIR SITUACIONES INCÓMODAS. 


Son muchas las herramientas que dispone un buen centro para prevenir el bullying y otros problemas de relación entre iguales. Aquí es donde debes poner el ojo a la hora de valorar si el colegio o instituto de tus hijos lo hace adecuadamente. 


Estas son algunas medidas imprescindibles para acabar con el bullying:


  • Garantizar la presencia consciente de personas adultas durante toda la jornada escolar, con implicación y vigilancia de la buena convivencia. Por ejemplo, que los profesores y monitores que vigilan los patios lo hagan poniendo atención a la relación entre el alumnado, observando e interviniendo en posibles problemas.  Esto hará difícil que se produzcan complicaciones, abusos o disputas entre menores o que estas queden sin resolver. Cuando estas se den, el centro ha de disponer de mecanismos para su resolución, bien diseñados y dispuestos a utilizarse. 

  • Formar al profesorado en mediación, creando comisiones o espacios para facilitar la mediación entre iguales. Existen numerosas propuestas de mediación entre iguales, alumnos ayudantes o comisiones de convivencia. Estas mediaciones se realizarán en presencia de profesores, monitores u otros referentes que comprueban que los problemas no van más allá. 

  • El centro ha de estar “abierto al conflicto”, receptivo a situaciones de convivencia irregulares y dispuesto a analizarlas y solucionarlas de la mejor manera posible. Es normal que se produzcan conflictos, esto es una oportunidad para aprender a resolverlos. 

  • La dirección del centro debe ejercer como una figura de autoridad que combine la mediación de los conflictos con la sanción de comportamientos inadecuados. Este equipo directivo ha de conocer perfectamente la normativa y aplicarla en caso de faltas de respeto a compañeros, abuso, violencia física o verbal, etc.  como herramienta de protección a los más vulnerables. Sin abusar de los partes disciplinarios, las sanciones tienen que usarse como herramienta para velar por el buen funcionamiento del centro. 

  • Realizar campañas de prevención en las que hable de lo que es el bullying, cómo evitarlo, sus peligros y (sobre todo) en las que se indique a sus alumnos cómo actuar en casos de abuso entre iguales. Estas se pueden hacer a través de charlas o talleres de trabajo singulares o con programas completos de intervención. Es conocido, por ejemplo, el método KiVa.

  • Promover que los alumnos aprendan habilidades de comunicación asertiva. Los adultos que trabajan con ellos suponen un modelo a imitar. Desde el departamento de orientación en las tutorías se plantean programas de habilidades sociales y comunicativas, instruyendo a los estudiantes sobre cómo relacionarse bien y resolver conflictos de forma constructiva. Un ejemplo es el programa desarrollado por el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid para promover el bienestar psicológico en las aulas a través de la acción tutorial.

  •  Atender a la diversidad y valorar como positivas las diferencias, fortaleciendo que se respeten. El grupo clase es siempre diverso y cada alumno cuenta con sus particularidades que han de ser respetadas. Educar a los compañeros en el respeto y la aceptación contribuye a prevenir el bullying hacia los más vulnerables

  • Trabajar la buena convivencia en las sesiones de tutoría animando a la participación de todos para la prevención del acoso. Si el profesor considera la convivencia un asunto importante, los alumnos también lo harán. Establecer las “reglas del juego” en las sesiones de tutoría o en los encuentros con el grupo es fundamental. 

  • Explorar de vez en cuando la inclusión de todos los alumnos (a través de sociogramas o encuestas anónimas) revisando que nadie se sienta excluido o aislado. Un ejemplo es la aplicación de la herramienta gratuita “SociEscuela” en numerosos centros educativos.

  • Dar importancia no solo a prevenir comportamientos inadecuados, sino también a entrenar a los grupos para reaccionar adecuadamente cuando esto sucede, mostrando rechazo a los acosadores o pidiendo ayuda a los adultos cuando conocen algún caso entre los compañeros de clase. 

  • Velar por un buen clima de centro, introduciendo los valores de cooperación y ayuda entre iguales en la rutina diaria de trabajo, usando metodologías cooperativas, haciendo grupo entre los alumnos y fortaleciendo sus vínculos. Un grupo clase que coopera se lleva mejor y aprende de forma adecuada a resolver las diferencias entre ellos. 


Aun así, que se presente una situación de acoso o abuso entre iguales no es del todo inevitable. En ocasiones surgen disputas o problemas entre alumnos y esto es normal, aunque hay que evitar que esas situaciones vayan a más o se conviertan en algo repetitivo o más grave. No hay que olvidar que los alumnos son personas en desarrollo y constante aprendizaje y que aprender a resolver problemas forma parte de su formación y educación. 


Niña apoyando a su amiga del bullying

¿QUÉ TIENE QUE HACER UN CENTRO EDUCATIVO ANTE UNA SITUACIÓN DE ACOSO ESCOLAR?


¿Cómo intervenir con la víctimas?


  • Los alumnos que sufren situaciones de abuso o bullying han de saber cómo actuar y a qué adulto de referencia pueden que acudir, de modo que se puedan abordar los problemas de forma activa. 

  • Se pondrán en marcha los protocolos que protegen a las víctimas y que aseguran que los comportamientos inadecuados son resueltos y/o sancionados (si procede).

  • Animar a los protagonistas a participar en programas de mediación supervisados en los que participe el alumnado. Se trata de una medida imprescindible para tomar conciencia de que la resolución de un problema es responsabilidad de todos. 

  • Hay que analizar cada caso, valorando las vulnerabilidades personales que hacen difícil que el alumno afronte el acoso, instruyéndole sobre la mejor manera de hacerlo. 

  • Es importante hacer un seguimiento cercano de los problemas de la víctima, asignándoles compañeros o profesores de referencia con los que analizar sus progresos. 

  • También es importante apoyar a la familia del alumno agredido, colaborando en buscar recursos para que una situación de acoso no se repita. Si es necesario, se les puede orientar a que reciban una terapia psicológica. 


¿Qué medidas se deben tomar con el grupo de clase?


  • Hay que animar al grupo a defender y proteger a los más vulnerables, garantizando un entorno seguro en el que nadie mira para otro lado.

  • En ocasiones el grupo es consciente de que algún alumno está pasándolo mal, pero no se atreve a dar la voz de alarma. El centro debe disponer mecanismos para que lo puedan exponer a los adultos, garantizando la confidencialidad y resolviendo el problema con discreción (por ejemplo, un buzón de convivencia, correo electrónico, tutorías individuales o simples conversaciones de pasillo). 

  • Cuando hay un problema, el profesor debe preguntar siempre al grupo qué hizo para evitarlo, aludiendo a su responsabilidad (“¿qué hiciste tú para evitarlo?”) e impidiendo que se produzcan “secretos a voces”. 


¿Cómo actuar desde el centro con los agresores?


  • Sancionar a los alumnos implicados si es necesario, de modo que aprendan que hay comportamientos que no son bien recibidos en el centro educativo. 

  • Analizar cada caso, con el fin de educar a los alumnos agresores o acosadores para que aprendan nuevas vías de relación con sus compañeros e intentando que lo hagan de forma más sana. 

  • Una vez resueltos los problemas, buscar la conciliación con las personas a las que han ofendido o agredido, de modo que tengan oportunidades para compensar su comportamiento inadecuado. 

  • Contar con la participación de las familias de los agresores para que ayuden a resolver el problema. Al final, el acoso es responsabilidad de toda la comunidad educativa. 


Como ves, todas son medidas muy sencillas, pero que unidas pueden garantizar un clima de convivencia sano y un bienestar psicológico en niños y adolescentes en pleno desarrollo. 

Ahora que conoces estas ideas, te animamos a que las compartas con otras familias e incluso con tu centro educativo. ¡ENTRE TODOS PODEMOS PARAR EL BULLYING!


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