COMO NO CAER EN UNA EDUCACIÓN SOBREPROTECTORA
Los peligros de una educación sobreprotectora.
Entendemos que como padre quieras ahorrar a tus hijos el máximo de malestar y sufrimiento, pero sentimos decirte que esto no siempre será posible ni lo adecuado. No puedes educar a los niños bajo una campana de cristal o en un nido de algodón para que no sufran.
La vida encierra dificultades, crisis, adversidades y el papel de la educación es enseñar a los niños a atravesar, con tu apoyo y de tu mano, estas dificultades que la vida naturalmente les presenta y aprender con esas experiencias, recursos para lidiar con ellas e irse fortaleciendo como personas.
El miedo a que el hijo sufra, la fobia al llanto, la proyección de los propios miedos y ansiedades, lleva a muchos padres a una educación sobreprotectora tratando de prevenir y evitarle a su hijo cualquier problema, riesgo, sufrimiento por pequeño que sea, o frustración que pueda experimentar.

Características de una educación sobreprotectora :
Evitar riesgos y peligros: Los padres sobreprotectores tienden a intervenir rápidamente para evitar que sus hijos enfrenten cualquier situación que pueda resultar difícil o peligrosa, incluso si se trata de pequeños desafíos cotidianos.
Rescatar a los hijos de problemas: En lugar de permitir que los niños enfrenten las consecuencias de sus errores, los padres sobreprotectores intervienen para resolver sus problemas, eliminando así la oportunidad de aprender de sus experiencias. Por ejemplo: Si su hijo olvida la mochila, en lugar de permitir que se enfrente a las consecuencias naturales de ello (enfrentarse al maestro, a no disponer de sus materiales…) y aprenda a acordarse de ello en un futuro, creando sus propias estrategias (dejarla la noche anterior cerca de la puerta de salida o de su cuarto, o en la mesa del desayuno), los padres sobreprotectores se apresuran a llevársela al colegio.
Exceso de control: Controlan en exceso la vida diaria de sus hijos, decidiendo por ellos o limitando su independencia. Esto puede incluir desde organizar su tiempo libre hasta elegir con quién pueden socializar.
Baja tolerancia a la frustración: Tratan de evitar que sus hijos experimenten emociones negativas a toda costa (llanto, pequeño malestar ante desconocidos, miedo…), lo que puede llevar a una falta de habilidad para manejar la frustración o el estrés. La falta de tolerancia a la frustración es una variable presente en múltiples problemas y desajustes (adicciones, bajo desempeño escolar…)
Excesiva preocupación: Los padres pueden manifestar altos niveles de ansiedad por la seguridad y el bienestar de sus hijos, lo que se refleja en la manera en que restringen sus actividades. Y pueden ser modelos de miedos y ansiedad para sus hijos y transmitirles comportamientos desadaptativos (problemas de relación interpersonal, miedos y fobias….)
Consecuencias de la educación sobreprotectora
Pueden incluir dificultades para que los niños desarrollen habilidades de resiliencia, autonomía, autoestima y capacidad para afrontar la vida cotidiana.
Al no haber tenido la oportunidad de lidiar con problemas por sí mismos, los niños pueden crecer sintiéndose inseguros o dependientes, y tener dificultades para tomar decisiones o enfrentar la adversidad en el futuro.
Lo que dicen las investigaciones:
Limitación de la autonomía: La sobreprotección impide que los niños desarrollen la capacidad de tomar decisiones por sí mismos, lo que afecta su autonomía y seguridad, creando personas inseguras y dependientes. Al no enfrentarse a situaciones de frustración o fracaso, no aprenden a resolver problemas ni a asumir responsabilidades.
Problemas emocionales: los niños sobreprotegidos tienden a tener mayores dificultades para gestionar sus emociones, como el miedo o la ansiedad, ya que no han tenido la oportunidad de lidiar con ellas en un entorno controlado. Esto puede derivar en una baja tolerancia a la frustración y una mayor dependencia emocional.
Incapacidad para afrontar dificultades: La sobreprotección priva a los niños de enfrentarse a desafíos y obstáculos, lo cual es esencial para el crecimiento personal. Esto los hace menos resilientes y más propensos a rendirse ante la adversidad.
Dificultades en la socialización: la falta de exposición a situaciones sociales reales puede dificultar el desarrollo de habilidades sociales, ya que los niños no aprenden a interactuar adecuadamente con los demás ni a lidiar con conflictos.
Fomento de la inseguridad: cuando los padres sobreprotegen a sus hijos, les transmiten el mensaje implícito de que el mundo es un lugar peligroso y que no son capaces de enfrentarse a él por sí mismos. Esto puede llevar a los niños a desarrollar una sensación de inseguridad y falta de confianza en sus propias capacidades.
Dificultad para asumir responsabilidades: La sobreprotección evita que los niños aprendan a asumir responsabilidades y a afrontar las consecuencias de sus actos. Al no tener la oportunidad de resolver problemas por su cuenta, no desarrollan las habilidades necesarias para enfrentarse a situaciones difíciles en el futuro.
Fomento de la dependencia emocional: los niños sobreprotegidos tienden a desarrollar una mayor dependencia emocional de sus padres. Esto les dificulta establecer relaciones saludables y equilibradas con otras personas, ya que pueden buscar constantemente el apoyo o la aprobación de figuras de autoridad.
Reducción en la tolerancia a la frustración: La psicología destaca que la sobreprotección impide que los niños experimenten y gestionen la frustración de forma natural. Esto puede resultar en una baja tolerancia a la frustración y en comportamientos de evitación ante cualquier tipo de reto o fracaso.
Obstáculo para el desarrollo de la resiliencia: la resiliencia se fortalece al superar adversidades. La sobreprotección, al evitar que los niños se enfrenten a dificultades, les priva de las experiencias que son esenciales para desarrollar esta capacidad.
Abogamos por una educación equilibrada, donde los padres brinden apoyo y orientación, pero permitan que los niños asuman riesgos adecuados a su edad, aprendan de sus errores y se enfrenten a desafíos que les ayuden a crecer y fortalecer su carácter.
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