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Educando en la honestidad


​—Marcos, me han dicho en el cole que le has quitado un juguete a tu amigo Carlos, ¿es verdad? —No mamá, yo no he sido. —Pues me ha dicho la profe que te ha visto cogérselo. ¿Sabes dónde está? —No, no tengo ni idea. —Poco después, la madre de Marcos encuentra el juguete en el bolsillo del abrigo de su hijo.


​—Buenos días hija, ¿qué tal has pasado la noche en casa de tu amiga?

—Bien mamá, sin más. Vimos una peli y nos fuimos a dormir.

—Ah, qué raro, porque he llamado a la madre de Elena y me ha dicho que no sabían nada de ti. ¿Dónde has estado, hija?



Las situaciones anteriores son experiencias reales con las que los padres se pueden encontrar durante la crianza de sus hijos. Son engaños que provocan situaciones tensas, preocupación y desconfianza en nuestros hijos. Aunque las pequeñas mentiras de los niños forman parte de su desarrollo natural, podemos evitar y prevenir muchas de ellas si cultivamos la confianza dentro de la familia y educamos en la honestidad.

Educar en la honestidad puede ser una tarea difícil a veces, pero los beneficios que obtendréis serán tantos, que harán que merezca la pena.


¿Qué entendemos por el valor de la honestidad?


​Jorge, un niño de 11 años, vio que su profesora de matemáticas le había sumado por error un punto más a la nota de su examen. Entonces, se acercó a su mesa y se lo dijo. Su profesora, con seriedad y sin hablar con él, le bajó el punto del examen y le pidió que regresara a su mesa.

Cuando Jorge le contó a su madre lo que había pasado, ésta tuvo una sensación agridulce. Por un lado, valoraba la honestidad a su hijo. Por otro lado, le frustraba la reacción de la profesora, que en vez de haber apreciado el acto de Jorge y haberle felicitado por ello, se había comportado con indiferencia y le había restado nota.


¿Creéis que Jorge hizo bien en ser honesto? ¿Os parece que la reacción de la profesora fue correcta? ¿Qué habríais hecho en el lugar de la madre de Jorge?


El acto de honestidad de Jorge es poco común en los niños y revela su compromiso con la verdad. De hecho, Jorge se comporta de la misma manera en sus relaciones: dice cuidadosamente lo que piensa y lo que siente, es sincero con todas las personas y reconoce abiertamente sus errores.

Jorge es un niño alegre que tiene buenos amigos, y es ejemplo de este valioso valor del que os vamos a hablar: la honestidad.

La honestidad es un valor humano que consiste en comportarse con coherencia y sinceridad de acuerdo a la verdad y la justicia, por encima del beneficio personal. Es ser sincero con uno mismo y con los demás.

La honestidad es confianza, honradez e integridad. Somos honestos cuando lo que pensamos, hacemos y decimos están en sintonía y no hay contradicciones entre ellos. También lo somos cuando obtenemos lo que deseamos por medios justos.

La honestidad es fundamental para crear relaciones humanas sólidas basadas en la confianza y el respeto mutuo. Cuando decimos la verdad somos fieles a nosotros mismos y somos auténticos. Las personas honestas:

  • Son confiables y creíbles.

  • No mienten, no roban ni hacen trampas.

  • Son justas.

  • No fingen ni inventan excusas.

  • No manipulan a los demás por interés personal.

  • Reconocen sus limitaciones y errores.

  • Cumplen con su palabra siempre que pueden.

¿Crees que es importante comportarse honestamente? La honestidad a veces exige un coste, como en el caso de Jorge. A pesar de ello, ¿te parece un valor irrenunciable?


La honestidad en la familia

Una de nuestras mayores preocupaciones como padres es que nuestros hijos nos mientan u oculten información, ya que, si no nos cuentan la verdad, no podremos saber si tienen algún problema y no podremos ayudarles. En cambio, si nuestros hijos nos cuentan sus problemas y dudas, siempre podremos hablar con ellos para ayudarles a solucionarlos o a comportarse mejor. Para que exista confianza dentro de la familia es muy importante cultivar la honestidad. Pues sin honestidad no habrá confianza, sin confianza no habrá amor, y sin amor, no puede haber familia.

La honestidad es esencial para mantener la familia unida. Es la llave que os ayudará a crear un clima de confianza y seguridad en el que todos podáis hablar abiertamente de vuestras inquietudes, preocupaciones o problemas.

Transmitir a vuestros hijos el valor de la honestidad supone enseñarles a no engañar ni manipular, a trabajar limpiamente por lo que desean y a cumplir sus promesas. También es enseñarles a expresar sin miedo y con respeto lo que piensan y sienten, a ser responsables, a reconocer sus errores, y a no mentirse a sí mismos.


Beneficios de educar en la honestidad



La honestidad en la familia os permitirá mantener una comunicación abierta y sincera con vuestros hijos, basada en la confianza y la comprensión. Vuestros hijos tendrán la suficiente confianza con vosotros para reconocer sus errores y comunicaros sus problemas y preocupaciones. Gracias a esto, tendréis la tranquilidad de saber que hablarán con vosotros cuando lo necesiten y podréis apoyarles y ayudarles siempre que haga falta.

Además, educar en la honestidad puede aportar los siguientes beneficios a vuestros hijos en el futuro:

  1. Cultivar amistades sólidas y enriquecedoras basadas en la confianza

  2. Ser personas positivas y valiosas para los demás gracias a sus actos desinteresados

  3. Ser personas dignas de confianza, muy valoradas por los demás. La gente confía en personas honestas, por lo que podrán recibir oportunidades de trabajo o proyectos que les permitan desarrollarse personal o profesionalmente.

  4. Tener un mayor conocimiento de sí mismos, siendo conscientes de sus debilidades y fortalezas

  5. Saber expresar sus sentimientos e ideas sin dejarse manipular o sin intentar adular a otros

  6. Experimentar un mayor bienestar personal y calma al tener la conciencia tranquila

La honestidad prepara a tus hijos para la vida adulta, ya que es un valor imprescindible para el liderazgo y el trabajo en equipo. Las personas honestas contribuyen con sus actos a la buena relación entre trabajadores y directivos, y facilitan la consecución de las metas y objetivos del equipo. Son personas confiables y transparentes, comprometidas con su trabajo, que asumen sus responsabilidades. Si no saben hacer algo o si cometen un error, lo reconocerán y asumirán la responsabilidad por ello. Son capaces de crear un clima de confianza y comunicación que es esencial para generar un ambiente de trabajo agradable, en el que todos los miembros del equipo se sientan seguros, valorados y motivados. Por todo ello, educar en la honestidad desde la infancia prepara a los hijos para su vida futura.




Lo que dicen las investigaciones

  • Actuar de manera poco honesta puede ser beneficioso y placentero para la persona en un primer momento. Además, puede aliviar la ansiedad ante situaciones complejas o inusuales. Pero a largo plazo, no actuar conforme a sus principios puede generar en la persona culpa y angustia, ya que el comportamiento no es acorde a sus valores personales.

  • ¿Vivir de forma deshonesta influye en nuestro organismo? Las investigaciones concluyen que así es. ¿Por qué? Cuando las personas son deshonestas, sus niveles de cortisol (“hormona del estrés”) y testosterona en sangre aumentan. Numerosos estudios corroboran que índices elevados de estas hormonas presentes de forma crónica en el organismo aumentan la probabilidad de desarrollar algunas enfermedades, como los problemas de tiroides, la diabetes o la hipertensión.

  • Por el contrario, estudios actuales indican que ser honestos mejora la salud, ralentiza el envejecimiento celular y contribuye a la longevidad. Además, cuando presenciamos acciones honestas de otras personas nuestros niveles de cortisol y testosterona en sangre disminuyen.

  • Además, actuar de forma deshonesta contribuye a que las personas que nos rodean puedan desconfiar de nosotros, aumenta las probabilidades de ser rechazado por los otros o de recibir comportamientos desconfiados y poco honestos hacia nosotros. Disminuye el apoyo social con el que podemos contar y nos hace sentirnos más solos. Lo que dicen las investigaciones…

 


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