Aprende a disfrutar de tu trabajo
- Educamos en Familia
- 1 may
- 10 Min. de lectura
Compartimos este capítulo del libro “Tú puedes aprender a ser feliz” en el día del Trabajo de las autoras Carmen Serrat-Valera y Alexa Dieguez. Lo consideramos muy inspirador y útil para todos.

¿Te gusta tu trabajo?
Son muchas horas las que pasamos en el trabajo y la respuesta es importante.
Si tu respuesta es negativa, no desesperes. Son muy pocos los afortunados que tienen un trabajo que les gusta, 1 de cada 10.
No pienses que has equivocado tu camino o que debes buscar otro trabajo sin más dilación. No, lo que nos gustaría es ofrecerte algunas claves para que disfrutes más del trabajo que ya tienes y, de este modo, aumentes tu capital de felicidad. Teniendo en cuenta que pasamos trabajando aproximadamente 100.000 horas a lo largo de nuestra vida, no cabe duda de que vale la pena intentarlo.
Tu trabajo puede formar parte de tu propósito en la vida
y ser algo más que una transferencia bancaria a fin de mes.
Muchas investigaciones demuestran que la insatisfacción y el aburrimiento en el trabajo pueden dañar nuestra salud. Parece ser que una de las causas más seguras de enfermedad cardiaca, por encima del tabaco, el colesterol o la falta de ejercicio físico, es la insatisfacción en el trabajo, que también está relacionada con el estrés, el riesgo de úlcera, la hipertensión, el insomnio, el alcoholismo, el suicidio y el mobbing (o acoso laboral).
Pero ¿a qué se debe la insatisfacción con el trabajo?. Probablemente pienses que, a las características propias de la empresa, el puesto, etc. Te equivocas. Si no disfrutas, no es por eso.
No son las condiciones de tu trabajo, sino la forma en que tú te implicas en él o lo llevas a cabo.
Un poco de autoanálisis
Aquí tienes un pequeño cuestionario que te puede ofrecer luz, si lo contestas con honestidad y sinceridad.
-. ¿Haces lo mínimo imprescindible o das lo mejor de ti?.
-. ¿Te limitas al aprendizaje que te da la mera experiencia o tratas de mantenerte al día y llevar a cabo una formación continuada leyendo, aprendiendo las nuevas tecnologías, intercambiando experiencias con otros profesionales e informándote sobre las novedades que aparecen en tu campo?
-. ¿Descuidas las relaciones con tus compañeros, jefes y subordinados o te esfuerzas por cuidar la comunicación, animar y elogiar los progresos de los demás, colaborar o ayudar siempre que está en tu mano.
Si no te identificas con la segunda parte de estas frases, ya sabes a qué se debe tu desencanto.
El Dalai Lama cuenta que incluso una persona encarcelada, privada de libertad, puede descubrir que todavía es capaz de tomar pequeñas decisiones, que incluso estando en prisión, sometido a reglas muy estrictas, puede emprender determinadas prácticas espirituales para paliar su frustración y alcanzar cierta paz de espíritu y puede dedicarse a su desarrollo personal.
Si una persona es capaz de actuar así en las condiciones extremas de una prisión, qué duda cabe de que cualquier ser humano tiene en sus manos descubrir pequeños alicientes en su trabajo y tomar pequeñas decisiones sobre cómo mejorar el desarrollo de su actividad.
En el peor de los casos, siempre podemos elegir la actitud con la que nos enfrentamos al trabajo y nos relacionamos con los compañeros, y podemos sacar a la luz cualidades interiores que nos permitan encontrar una actitud más satisfactoria hacia nuestra realidad laboral.
No pienses que es utópico lo que te proponemos. Muchos lo han conseguido. ¡¡Y tú también puedes¡¡.
Plantéate qué puedes hacer para disfrutar de tu trabajo
y hacer de él algo más que un simple medio de vida.

He aquí algunas sugerencias:
No te pases media vida buscando el trabajo ideal. El trabajo ideal es un objetivo muchas veces inalcanzable (¿acaso no sabemos que todo tiene sus pros y sus contras?). Sin embargo, tú puedes conseguir que tu trabajo se parezca mucho más a tu ideal de lo que te imaginas.
¿Te parece que te estamos aconsejando que practiques el conformismo o la resignación pasiva?.
-. No tiene nada que ver lo que te estamos contando con la idea de que renuncies a prosperar en el trabajo.
-. Si tu deseo es encontrar otro empleo cuanto antes, y te es posible, debes hacerlo para sentirte bien contigo mismo.
-. Si tus superiores te exigen realizar tareas inadecuadas, impropias de tu formación o contrarias a tu ética personal. O si te ves inmerso en un ambiente laboral insoportable, donde abundan las tensiones, los conflictos, la competitividad y las zancadillas, y donde no se reconoce tu esfuerzo, no debes resignarte, sino pasar a la acción si puedes.
-.Si no puedes, es mejor que aprendas a nadar en esas aguas.
-. No confundas nuestra sugerencia de que cambies de actitud con respecto al trabajo, de que mejores tu día a día en la oficina de forma constructiva, con, la tolerancia o la resignación mal entendidas.
Pero si tu trabajo está acorde con tus capacidades, recibes un sueldo adecuado y nadie te maltrata o te hace ir contra tus valores, y a pesar de ello no te sientes motivado ni disfrutas, ha llegado el momento de que te pongas manos a la obra para que la situación cambie.
Si consideras que el trabajo que haces vale la pena, si tienes un propósito en la vida más elevado que el que eres capaz de aplicar en tu día a día laboral, entonces puedes aprender a afrontarlo desde la perspectiva de la voluntad de superación. Puedes convencerte de una idea muy cierta: tu trabajo es una oportunidad para que hagas algo por la sociedad.
Incluso si tu situación es algo menos cómoda, si no tienes el trabajo que te gustaría ni las mejores condiciones, y lo que es peor, no tienes la oportunidad de cambiar, puedes hacer algo para vivir mejor esta parte tan importante de tu vida.
Si no tienes más remedio que trabajar para comer y no tienes otras alternativas, no tiene sentido seguir sufriendo y lamentándote. Recuerda que tu actitud es fundamental: lo que te dices a ti mismo acerca tu trabajo determina tus emociones con respecto al mismo.
Aprende a hablarte de otra manera para conservar la calma, para no potenciar y aumentar tu frustración, tu odio o tu desesperación. Es la única solución que está en tus manos. Aplica tu inteligencia para analizar la situación y verla desde una perspectiva distinta.
Si no tienes la opción de cambiar, tú decides: ¿quieres sufrir en el trabajo o no?
Reaccionar con ira, rabia, celos o envidia con respecto a los compañeros sólo te va a perjudicar a ti, al menos a largo plazo.
Si el resentimiento y la negatividad empapan tus relaciones laborales, reflexiona: ¿tu actitud te conduce a un estado de ánimo feliz o todo lo contrario?.
Puedes ir incluso un poco más allá y darte cuenta de que esas emociones pueden repercutir en tu salud.
Detente un momento para analizar si el odio, la envidia, los celos y la rabia, la insatisfacción, las quejas y los lamentos, te han servido en algún momento para tener una vida más satisfactoria y conseguir tus objetivos.
Aunque tu entorno laboral no sea idílico, no pierdas de vista que tienes en tu mano elegir otro tipo de emociones como la tolerancia, la aceptación y la alegría. Si te hablas de otra forma y aprendes a pensar y actuar de la forma adecuada, lo conseguirás.
Imagina que deseas un ascenso, posees los méritos y la cualificación necesaria, pero se lo dan a otro. Puedes desesperarte, lamentarte, llenarte de resentimiento y de ira y pensar continuamente lo injusto de la situación. A poco que reflexiones, te darás cuenta de que todas esas emociones no te servirán para conseguir el puesto que esperabas, pero harán que te sientas mal, que te envenenes y no dispongas de las energías necesarias para volver a intentarlo. La vida puede depararte muchas sorpresas agradables aunque no hayas conseguido ese puesto, tal vez incluso encuentres algo que te haga mucho más feliz.
En una ocasión, una de las persona del equipo de Educamos, no consiguió el trabajo que buscaba. Escogieron a otra persona. En ese momento, ella experimentó mucha frustración, pero gracias a ese contratiempo pudo optar por otro camino, que le permitió encontrar un nuevo enfoque profesional muchísimo más gratificante y enriquecedor.
Intenta descubrir los aspectos positivos de tu trabajo. Las cosas no suelen ser blancas o negras. No suele haber situaciones totalmente buenas o totalmente malas.
Imagina que pierdes un puesto de trabajo que implicaba más dinero, sí, pero también más responsabilidad. Puedes lamentarte por tu mala suerte y hervir de rabia porque crees que te mereces un empleo mejor. Pero también puedes dar la vuelta a la tortilla y pensar que, aunque efectivamente vas a ganar menos dinero, no es menos cierto que vas a tener menos responsabilidades y más tiempo libre para disfrutar de tu familia, cultivar tus aficiones y hacer otras cosas que te enriquezcan como persona.
Prueba a sentirte afortunado por tener un puesto de trabajo.
Trata de hacerte consciente de cuánta gente hoy en día daría saltos de gozo por estar en tu lugar. Cuánta gente no tiene un puesto de trabajo ni bueno ni malo y está muy lejos de poder disfrutar tu situación. No te olvides que los seres humanos nacemos con un defecto: nos cuesta trabajo estar contento con lo que tenemos. Tampoco te olvides que parte de nuestra felicidad radica en que consigamos o no “domesticar” esta tendencia innata. Aprende disfrutar tu trabajo y a poner lo mejor de ti en él.
Los occidentales nos quedamos boquiabiertos al percibir la alegría y el entusiasmo que ponen muchas personas en sus simples trabajos. En India, los coolies no pierden la sonrisa cuando te llevan en su carrito, y en Marruecos, los nómadas que te invitan a tomar el té (pagando), se muestran encantados y orgullosos de ese medio de subsistencia tan modesto que, sin embargo, les permite mantener su estilo de vida.
No es incompatible estar satisfecho con el trabajo y querer crecer profesionalmente, aprender, mejorar y progresar en el mundo laboral.
Vamos a hablar todavía más claro: un ascenso o, simplemente, un buen trabajo, no te dan la felicidad. Si pones en duda esta afirmación, recuerda otros momentos de tu vida en los que has conseguido avanzar en tu carrera profesional. Date cuenta de cómo los sentimientos de alegría que te proporcionó tu logro tuvieron un tiempo limitado. Diversas investigaciones contrastadas demuestran que la gente que tiene un puesto de trabajo de responsabilidad no es más feliz que aquellas personas que ocupan puestos inferiores.
Y ahora pongamos el dedo en la llaga: muchas personas, aunque no quieran reconocerlo, encuentran ganancias secundarias y ventajas en ir por la vida de víctimas, quejándose sin parar de su mala suerte y de las injusticias que padecen. Algunas personas buscan que los demás las compadezcan y encuentran alicientes en hacer equipo con los demás para quejarse, criticar al jefe y a los compañeros con mejor suerte, echar por tierra a la organización para la que trabajan. La pregunta del millón es: ¿por qué lo hacen y qué consiguen? Pero la respuesta no es muy halagüeña: lo hacen porque no quieren, no pueden o no saben hacerse responsables de sus propias circunstancias, y consiguen amargarse la vida adoptando una y otra vez una actitud negativa.
Otras personas, por el contrario, eligen nadar en los maravillosos mares de la alegría, la energía, el entusiasmo… En los mares de las emociones positivas.
Ejercicio:
A continuación, te proponemos un ejercicio para que te sientas mejor en tu trabajo. Como verás, no se trata de una tarea que puedas emprender en un tiempo concreto y limitado, sino de toda una carrera de fondo.
– Haz un listado de todas las ventajas de tu trabajo: te proporciona un medio de vida, te permite relacionarte con tus compañeros, hace que te sientas útil, etc. Busca tus propias ventajas, no te quedes en la superficie. Tómate tu tiempo: cuanto más larga sea tu lista, mejor.
– Trata de poner lo mejor de ti en tu trabajo día a día. Ten en cuenta que eludiendo tus responsabilidades y esforzándote lo justo para salir del paso sólo te haces daño a ti mismo. No lo olvides: tú eres el único perjudicado.
– Aprende, fórmate, desarrolla tus capacidades y tus talentos.
– No te compares con los demás. Si necesitas compararte con alguien, compárate sólo con los que están peor que tú.
– Ojo a tus pensamientos negativos.
– Aléjate del club de quejicas y lamentos.
– Si tu trabajo no te llena lo suficiente, busca otro si te es posible, y si no encuentra un complemento que te ayude a dar sentido a tu vida: un hobby, una actividad de voluntariado, etc.
– Cambia aquello que puedas cambiar y acepta aquello que no puedas cambiar.
– Repítelo todas las veces que haga falta: tú puedes conseguir aquello que te propongas.
– Ten en cuenta que no existe el trabajo perfecto. Aprende a descubrir y a disfrutar de los aspectos positivos del tuyo.
– Cuida tus relaciones. Aplica a tus relaciones laborales las sugerencias que te hemos dado en el artículo “Cuida y mima tus relaciones”. Link
– Plantéate siempre que puedas el objetivo de mejorar, al menos por unos momentos, la calidad de vida de la persona que tienes en ese momento contigo, sea un compañero o un cliente.
Actitudes que contribuyen a que disfrutes de tu trabajo:
– Aceptar y disfrutar del hecho de que el trabajo diario constituye un desafío.
– Disfrutar de la autonomía, la responsabilidad y la independencia en la toma de decisiones que proporciona.
– Aprovechar las oportunidades que ofrece para desarrollar algo propio.
– Convencerte de que con tu trabajo puedes aportar tu pequeño granito de arena a mejorar este mundo.
– Poner el alma, el corazón y todos tus sentidos en él.
– Buscar la excelencia.
– Tener claro que puedes aprender y adquirir nuevas experiencias.
– Tratar de mantenerte al día
– Cuidar las relaciones con tus compañeros de trabajo. Cuida tus relaciones
– Agradecer cada día por tener un trabajo y poder desarrollarte en él.
– Apreciar, valorar y elogiar los aspectos positivos y los éxitos del trabajo de los demás.
– Tratar de hacer equipo y colaborar con tus compañeros en lugar de dejarte llevar por la envidia y la competitividad
– Aprender de tus errores y fracasos y no flagelarte por ellos.
– Ser capaz de apreciar tus éxitos y sentirte y mostrarte agradecido cuando los demás también los aprecien.
– Esforzarte por mejorar cada día.
– Disfrutar de una vida rica y gratificante al margen del trabajo. Pon endorfinas link
– Continuar formándote todo lo que puedas, leyendo, asistiendo a cursillos y utilizando todos los caminos que puedas, sin limitarte a los que te ofrezca tu empresa.
– Tratar de combinar el trabajo con la diversión los pequeños placeres compartidos con tus compañeros. Las actividades lúdicas compartidas contribuyen a formar equipo y a mejorar las relaciones entre sus miembros.
– Tratar de aplicar el sentido de humor, la paciencia y la imaginación. Luchar contra el desaliento.
– Tratar de ser optimista y positivo.
– Aprender a combatir el estrés. Link
- Descubre tu propósito en la vida, Link y explora si en tu trabajo puedes tratar de llevarlo a cabo.
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