La envidia: acéptala pero no la alimentes ni permitas que gobierne tu comportamiento
- Educamos en Familia

- hace 1 día
- 4 Min. de lectura
Actualizado: hace 6 horas
“La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come”.
Francisco de Quevedo
"La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual”.
Miguel de Unamuno

Si experimentas sentimientos de envidia ante la fortuna de los demás, estas líneas están escritas para ti. Los sentimientos de envidia son naturales en el ser humano. No debes sentirte culpable ni enfadarte contigo mismo por experimentarlos, pero tampoco debes dejarte llevar por ellos, principalmente porque son una fuente de sufrimiento absurda. Como ocurre con todas nuestras emociones negativas, la víctima principal es la persona que las experimenta.
Acepta la envidia, pero no la alimentes y aprende a liberarte de ella.Es normal sentir envidia cuando alguien obtiene algo que para nosotros es deseable y que pensamos que nos falta: riqueza, una buena pareja, éxito profesional, un ascenso laboral, etc. El problema surge cuando la envidia te hace sufrir, adquiere la suficiente intensidad o se produce con tanta frecuencia que se convierte en un látigo con el que te azotas a ti mismo.
Pero la envidia insana no sólo te hace sufrir a ti. Dejarse llevar por ella hace que desees el mal al otro, que te alegres con su infortunio y tiendas a menospreciar e incluso boicotear los éxitos que deseas para ti. Permitir que la envidia llegue a esos extremos es la mejor forma de torturarte y puede destruir tus relaciones con los demás.
Libérate de la envidia y te liberarás de tu propia tortura interior.Si alguien recibe algo bueno, ¿Qué mal te hace?. Una vez más, son tus pensamientos los que te hacen sufrir: “Es injusto que le hayan dado este puesto a Fulanito, yo tengo mejor currículum o he trabajado más por ello”, “¡qué suerte tiene Menganito que ha encontrado una novia tan estupenda. La gente es muy afortunada sin hacer nada especial…!”.
Recuerda que no debes compararte con los demás.
Si no puedes evitarlo, compárate con los que están peor que tú.Aprender a alegrarte de verdad desde el fondo de tu corazón de la fortuna de los demás, de sus éxitos, sus logros y sus cualidades positivas, te ayudará a conseguir la felicidad que deseas, a la vez que mejorará tus relaciones y te permitirá sembrar felicidad a tu alrededor.
Cómo conseguir que la envidia no te atrape
Acepta tus emociones, pero no las cultives. Date permiso de sentir envidia, pero no actúes según sus mandatos. Deja de rumiar y compararte con los demás.
Acepta que todo el mundo desea ser feliz y tiene derecho a serlo. Piensa que la gente que obtiene logros y fortuna en esta vida, normalmente ha peleado para conseguirlos. Si no es así, ¿Qué problema hay? Acepta que sigue siendo estupendo.
Valora todas las cosas que tienes en la vida y da gracias por cada una de ellas. Uno de los efectos secundarios de la envidia insana es que nos impide ser conscientes de todo lo bueno que hemos conseguido y hace que nos olvidemos de los momentos en los que la fortuna y el esfuerzo nos han brindado sus frutos.
Acepta tus emociones ante lo que les ocurre a los demás. No las bloquees aunque te sientas culpable o te avergüences. Eres un ser humano imperfecto, como todo el mundo, y tienes derecho a sentir lo que sientas. Recuerda que son los actos, y no los pensamientos, los que marcan la diferencia entre ser buena o mala persona.

Practica la relajación y visualízate aceptando las cosas buenas que tienen otras personas, deseándoles el bien, y ¡alegrándote¡ por sus éxitos y su fortuna. Al principio cuesta, pero si perseveras pronto verás los resultados.
No dejes que la envidia pueda contigo y te haga actuar en contra de tus valores. Evita cualquier comportamiento negativo contra esa persona: criticarla, evitarla, boicotearla o perjudicarla con tus acciones (o tus omisiones).
Practica la amabilidad. Una vez más, te proponemos utilizar la técnica de “actuar como sí…”: como si no sintieras esa emoción. Una vez que hayas conseguido evitar que los sentimientos de envidia campen a sus anchas, cambia por completo tu actitud y felicita a los demás por sus logros, alégrate por ellos de corazón y ayúdalos si es posible. Comprobarás que no sólo sufres menos, sino que tus relaciones personales mejoran porque será mucho más agradable tratar contigo.
Evita entornos altamente competitivos, cuando no son sanos. Este tipo de entornos fomentan actitudes individualistas, poco solidarias y no te ayudan a mantener comportamientos saludables como la colaboración, la ayuda mutua, la empatía y la compasión saludable.
Reduce la exposición a redes sociales comparativas. Te influyen más de lo que crees. Las redes sociales te muestran la vida de los demás cuidadosamente seleccionada y filtrada, ofreciéndote una vida idílica e irreal. Y nuestro cerebro, que tiene una tendencia automática a compararse con los demás, cae en trampas psicológicas que alimentan la envidia.
Cultiva tu autoestima y tu crecimiento personal. No pierdas tu tiempo y tu energía comparándote con los demás. Dedica ambas cosas a crecer como persona y mejorarte a ti mismo.
Pide ayuda a un profesional si es necesario.
Si la envidia se vuelve obsesiva o destructiva, no te ayuda. Además de hacerte sufrir afecta a tus relaciones con los demás y a tu bienestar emocional.
Estrategias eficaces
Practica la gratitud diaria, ayuda a estar satisfecho con lo que uno tiene y disminuye las comparaciones). Link
Reconoce la envidia sin juzgarte. Date permiso. Acepta con humildad que es normal y que no eres perfecto. Hacerte consciente ayuda a desactivarla.
Reorienta tu atención y comportamiento a tus propios valores y objetivos.
Evita entornos altamente competitivos cuando no son sanos.
Celebrar los logros ajenos de manera intencionada.
Trabaja tu autoestima y tu sentido de valía personal.
Reduce la exposición a redes sociales comparativas.
Pide ayuda profesional si se vuelve obsesiva o destructiva.







Comentarios