PODERES ANTI-BULLYING ¿EL ACOSO ENTRE IGUALES SE PUEDE PREVENIR?
- Educamos en Familia

- hace 10 horas
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El acoso entre iguales es una de las preocupaciones más frecuentes entre familias con hijos en edad escolar. Muchas veces, detrás de una situación difícil de estas características hay otras circunstancias que hacen que el niño o el adolescente se muestre vulnerable a sufrir este tipo de situaciones. Y de esto trata este artículo.

¿EN QUÉ CONSISTE EL BULLYING?
Se trata de una situación en la que se producen ofensas, humillaciones, falta de respeto, abuso, agresiones verbales o físicas o aislamiento intencionado por parte de un compañero o grupo de iguales en las que:
Se percibe un daño intencionado, es decir, la agresión o agresiones no son ruto de la casualidad, sino de un deseo de dañar a la víctima.
Se da una situación de desigualdad entre la víctima y sus agresores.
Se produce de forma repetida en el tiempo.
En la fundación hemos abordado este tema en otros momentos, detallando en qué consiste este fenómeno y cuáles son sus características reales. Si necesitas profundizar un poco más en el concepto de bullying puedes leer nuestro artículo Qué es el acoso escolar o bullying.
En cualquier caso, antes de continuar, recuerda que se trata de un problema que se presenta cada vez con mayor frecuencia dentro de las aulas, pero del cual el último responsable es la víctima. Una persona que sufre acoso por parte de sus compañeros puede sentirse culpable o incluso merecedor de ese mal trato, pero no es así. Los responsables de lo que está sucediendo son los agresores y principalmente los adultos encargados de la situación, (profesorado, monitores, etc.).
¿CÓMO SABER SI TU HIJO SUFRE ACOSO?
Un niño o adolescente que está sufriendo acoso entre iguales suele evitar hablar de ello, pero si le conocemos bien, probablemente podamos observar que hay algo que ha cambiado. Con frecuencia suelen estar más callados o pensativos y a veces aparecen emociones intensas desagradables, como la tristeza, el abatimiento, el enfado o la frustración. Vale la pena preguntarse ¿Qué hay detrás de ellas?
En algunas ocasiones, los adolescentes que han sido coaccionados en el instituto han tomado sin permiso pequeñas cantidades de dinero de casa, a familiares directos o de sus ahorros personales.
En otros casos los estudiantes con problemas de relación con iguales pueden presentar una desmotivación para ir al centro educativo, incluso un descenso de su rendimiento académico. Su autoestima también se resiente.
¿Qué puedes hacer si hay algo que te preocupa? Lo primero de todo es procurar crear un clima familiar que facilite el diálogo. Es muy importante que tu hijo sienta que puede compartir cualquier circunstancia que le suceda, sin miedo a sentirse juzgado.
Además, cuando los niños o adolescentes cuentan en casa momentos de malestar con sus compañeros, han de sentir que su familia le da la importancia que corresponde. Sin caer en “tremendismos”, es fundamental aprender a escuchar sin juzgar, sin desdramatizar o restándole importancia a lo que para ellos es un problema.
Es conveniente huir de expresiones como “no les hagas caso” o “vete con otros amigos”, ya que un niño tiene que aprender a poner límites y una situación incómoda puede ser una gran oportunidad para ello (no la desaprovechemos). Es mejor usar expresiones como “entiendo cómo te sientes”, “cualquier persona en tu situación se sentiría mal”, y ayudarle a buscar conjuntamente una solución situación razonable y coherente que le ayude a resolver. Además, solucionar el problema y poner límites le ayudará a evitar que la situación vaya a más.
¿UNA ESPIRAL DE ACOSO?
Desafortunadamente, algunas veces, el niño o adolescente que sufre acoso se convierte, con el paso del tiempo, en acosador, agrediendo a otras personas al igual del mismo modo que le sucedió a él.
¿Por qué sucede esto? Muchos se quieren proteger del “líder agresor” y le parece que una buena manera de hacerlo es quedarse cerca y aliarse en contra de otro más débil. Esto también desvía la atención del acosador hacia otro foco de interés.
¿SE PUEDE PREVENIR EL BULLYING?
En muchas ocasiones, se trata de algo que no se puede prevenir totalmente, ya que, como decíamos, depende de la intervención que hagan las personas adultas responsables. Es el centro educativo, los tutores o los responsables de la convivencia en el centro escolar, son los encargados de velar por la buena convivencia y la prevención de las situaciones de abuso entre iguales. Son los responsables también tomar medidas cuando un niño o adolescente acosa a otro.
Pero, desde la familia hay muchas cosas que se pueden hacer para prevenir que nuestro hijo sea el protagonista de una situación tan dolorosa y que pueda hacer gran mella en su salud emocional y en su autoestima. La estrategia principal consiste en darle herramientas para que sepa poner límites y crear una confianza familiar que le ayude a contar lo que le preocupe.
¿Qué herramientas crees que necesita tu hijo para conseguir una buena convivencia con las personas de su edad? Lo veremos a continuación.

LOS SUPERPODERES CONTRA EL ACOSO ESCOLAR
Si quieres reducir a la mínima expresión la probabilidad de que tu hijo sufra bullying, conviene que le ayudes a desarrollar estos “superpoderes”. Se trata de algunas herramientas y habilidades que tu hijo debería tener. Muchas de ellas se adquieren de forma natural, pero conviene estar atento si no las han aprendido correctamente, (o están en ello).
Si tu hijo fuera capaz de desarrollar estos “superpoderes” probablemente sería más difícil que permitiera situaciones de abuso o intimidación, o en el caso de producirse, estaría más preparado para afrontarlas.
¿Cuáles son estas habilidades?
Escuchar sus emociones y manifestarlas de forma sana. Recuerda que el enfado es una emoción adaptativa que ayuda a entender que hay situaciones que no se pueden permitir. El enfado, bien dirigido, lleva a tomar medidas.
Poder enfrentar la situación. Ser capaz de superar el estilo pasivo (callado, que no defiende sus derechos ni intereses) y convertirse es asertivo, sin “dejar pasar” cosas que le molestan o le hacen sentir mal, pero hablando y actuando de manera respetuosa.
Mostrar seriedad y saber poner límites no verbales, mostrando desacuerdo con la mirada, la postura corporal, sin sonreír.
Saber poner límites verbales y expresar aquello que no le gusta o le molesta a sus agresores: “Para”, “esto no me gusta”, “no está bien lo que haces”, “no hace gracia” …
Aprender a decir no cuando sea preciso: No lo veo bien”, “no lo voy a hacer”, “no estoy de acuerdo” …
Elegir salir de la situación cuando esta le desborda. Si tu hijo no es capaz de “defenderse con palabras”, se siente acorralado o en peligro, debe aprender a salir de esa situación para buscar ayuda. “Si no puedes con la situación o no te sientes seguro, sal corriendo, grita y busca ayuda”.
Expresar su opinión a sus compañeros sobre lo que le sucede: “no me gusta lo que está pasando”, “no está bien”.
Hablar sobre lo que le está sucediendo con personas cercanas (amigos, vecinos, primos, hermanos) y principalmente con sus padres.
Saber pedir ayuda a personas mayores de edad (padres, profesores, orientador escolar), entendiendo que pedir ayuda no es lo mismo que “chivarse” y que está en su derecho de no permitir aquello que le hace daño o no le gusta.
Entender que este problema no es responsabilidad del agredido, sino de los adultos. ¿Qué han hecho ellos? ¿lo saben?
Recuerda que hay niños y adolescentes que, por sus características, diferencias, particularidades o preferencias, pueden ser más vulnerables al acoso escolar. Ellos, que pueden ser con más facilidad fruto de burlas y ofensas, los que más herramientas necesitan para defender su autenticidad.
Para situaciones complejas, siempre es recomendable tomar medidas institucionales y buscar la ayuda psicológica de un profesional.







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