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Tus hijos también pueden ayudar: cómo implicarlos en las tareas del hogar

Son muchos los estudios que demuestran los múltiples beneficios de involucrar a los hijos en las tareas del hogar desde pequeños. No solo porque su ayuda y colaboración contribuye a la paz y la concordia familiar, también es beneficioso para su desarrollo personal.


Incluir a los hijos en las tareas del hogar es una oportunidad educativa. No se trata de obligar, sino de formar en valores, hábitos y habilidades que les servirán toda la vida. Además, el hogar se convierte en una pequeña escuela de convivencia, respeto y amor.


Niños ayudando a cocinar

Estudios longitudinales, han demostrado que los niños que hacen tareas desde pequeños tienen más éxito académico y profesional en la vida adulta. También presentan mayor resiliencia y mejores habilidades sociales.


Las vacaciones son una excelente oportunidad para educar e implicar a tus hijos. Ambos, padres e hijos, disponéis de más tiempo y os encontráis más liberados del estrés y las prisas del año escolar. ¡Aprovecha estos momentos!


Entendemos vuestro cansancio y la tentación de comer por ahí y reducir los quehaceres domésticos. Contempla las ventajas de hacer la compra y cocinar juntos, lo que puede resultar divertido y educativo. Y no lo dudes, tu bolsillo se resentirá menos y seguro que puedes organizar menús ricos y más saludables.


Beneficios para los niños y jóvenes


  1. Fomenta la responsabilidad

    Al asumir pequeñas tareas diarias, los niños aprenden que sus acciones tienen consecuencias y que forman parte activa de un sistema (la familia). Esto refuerza su sentido del deber y del compromiso. 


  2. Desarrolla la autonomía y la autoestima

    Realizar tareas por sí mismos les da confianza. Cuando logran hacer algo útil —poner la mesa, doblar su ropa, cuidar una planta— se sienten capaces y valiosos.


  3. Fortalece habilidades para la vida

    Saber cocinar, limpiar, organizar o cuidar del entorno son destrezas prácticas que todo niño o adolescente necesita para convertirse en un adulto independiente y competente. Y será un gran activo a la hora de convivir con otros o construir una familia.


  4. Fomenta el orden y la disciplina

    Colaborar en casa ayuda a establecer rutinas, lo cual es esencial para la salud mental y el desarrollo emocional. Además, reduce el caos y enseña que el orden también se construye entre todos.


  5. Desarrolla habilidades cognitivas y motoras

    Tareas como barrer, ordenar la ropa o planificar qué hay que comprar estimulan la coordinación, la atención, la planificación y la resolución de problemas.


  6. Mejora la empatía y el trabajo en equipo

    Cuando entienden que sus padres o hermanos también están cansados o con otras tareas, se fomenta el sentido de cooperación y la empatía. Aprenden a ponerse en el lugar del otro y a compartir esfuerzos.


  7. Reduce actitudes egocéntricas o consumistas

    Involucrarse en el mantenimiento del hogar ayuda a que los niños valoren más lo que tienen, sean más humildes y menos exigentes.


Beneficios para la familia


  1. Fortalece los lazos familiares

    Trabajar juntos por un bien común crea un sentido de unidad. Las tareas compartidas son una forma de enseñar que todos importan y que el hogar es responsabilidad de todos, no solo de los adultos.


  2. Mejora la comunicación y el clima emocional

    Las tareas pueden ser momentos para hablar, resolver conflictos, reírse o simplemente estar juntos. Además, se evitan tensiones cuando la carga no recae solo en una persona.


  3. Evita dinámicas de sobrecarga y desigualdad

    Especialmente importante en hogares donde uno de los padres (muchas veces la madre) asume más del 80 % del trabajo doméstico. Repartir tareas educa en igualdad y respeto mutuo.

  4. Crea hábitos sostenibles en el tiempo

    Un niño que recoge sus juguetes será un joven que se hace su cama y un adulto que cuida su casa y su entorno. Los hábitos se construyen desde pequeños y se consolidan en la práctica diaria.


Niños ayudando en la limpieza de la casa

¿Cómo hacerlo?


Te ofrecemos unas sugerencias prácticas y educativas para facilitar que tus hijos —sean pequeños o adolescentes— se impliquen en las tareas domésticas, incentivándoles, haciéndoles responsables, con autonomía y sentido de pertenencia al grupo familiar.


¿Qué pueden hacer los hijos según su edad?


  • 3-5 años: recoger juguetes, llevar su ropa al cesto, regar plantas con ayuda.

  •  6-9 años: poner y quitar la mesa, hacer su cama, ayudar a preparar la merienda.

  • 10-13 años: limpiar el polvo, barrer, preparar un desayuno, organizar su mochila, sacar la basura, pasear al perro..

  • 14+ años: lavar ropa, cocinar platos sencillos, organizar compras, tareas de limpieza.


Recuerda que lo importante no es hacerlo perfecto, sino desarrollar el hábito y la responsabilidad.


  1. Empieza pronto y adáptalo a su edad


    Los niños pequeños sienten curiosidad por ayudar. Aprovecha esa motivación natural desde los 2 o 3 años con tareas simples.


    Haz de modelo y enséñales lo que esperas de ellos  

         

    Al principio es normal que se les olvide. 


    Con los más pequeños se puede convertir en un juego, con un sistema de puntos o recompensas simbólicas, para hacerlo más entretenido.


  2. Con los más mayores y adolescentes debes tener paciencia .


    Evita las exigencias, los malos modos, a la vez que se mantienen las normas y con amabilidad y firmeza.  


    Usa un lenguaje positivo para desarrollar su autonomía y responsabilidad,  generar un espíritu de colaboración y evitar el rechazo a las tareas


    También se les puede olvidar o mostrarse más perezosos en un principio


    Puedes recordárselo amablemente,  pero debe terminar haciéndolo por propia iniciativa, “¿Te acuerdas que tienes que hacer hoy…?”, “o “Consulta el cuadro de las tareas…”.


    Ayuda a crear el hábito respetar las preferencias, pero con un reparto equitativo donde todos puedan hacer lo que más les atrae, pero también lo que menos les gusta.


    Es importante ir rotando las tareas para que no se aburran y aprendan diversas habilidades ( sacar la basura, pasear al perro, poner la mesa…., cocinar contigo para los más mayores… ir a la compra… barrer… fregar…).


  3. Hazles ver que su colaboración tiene un impacto real en el bienestar de todos.


    Ejemplos:


    • “Gracias a ti la casa está ordenada para jugar”

    • “¡Qué alegría ver las plantas tan bonitas gracias a tus cuidados!”


    También puedes darle a cada uno una "zona de responsabilidad" o una “tarea estrella” durante una semana.


  4. Usa recordatorios y herramientas visuales.


    Confecciona una lista de tareas, adaptada a su edad y capacidad.

    Algo que funciona muy bien es crear un calendario de tareas donde cada  miembro de la familia tenga asignada una responsabilidad


    Puedes hacer una tabla visual que muestre las tareas en una columna, luego el nombre del niño o de cada miembro de la familia, y espacios para marcar cada día si se ha realizado la tarea o no. Así queda todo bien organizado y visualmente atractivo. 


    Los cuadros de tareas  les ayudan a:

    • Recordar su tarea

    • Ver qué se espera de ellos.

    • Marcar sus logros.

    • Establecer rutinas con claridad.


    Puedes acompañarlo con pegatinas, símbolos o emojis con los más pequeños.


  5. Hazlo divertido o en equipo


    • Poner música mientras limpian.

    • Cronometrar retos (“¡a ver quién recoge más rápido sin dejar nada!”).

    • Jugar a “mini chefs” o “detectives del polvo”.


    Alternar las tareas o hacerlas en pareja (hermano-hermana, padre-hijo…) también ayuda a que no sean monótonas.


  6. Educa con el ejemplo y la paciencia


    • Si tú lo haces con desgana o quejas, probablemente ellos también.

    • Si lo haces con cariño y naturalidad, será más fácil que lo integren como parte de la vida en familia.


    Ten paciencia: los aprendizajes tardan. A veces lo harán mal o se olvidarán, pero eso también forma parte del proceso.


  7. Aprovecha los momentos de tareas domésticas para hablar y recordar  valores


    • Empatía (ayudar al otro que está cansado)

    • Gratitud (valorar lo que otros hacen por mí)

    • O charlar sobre temas de su interés


    Así las tareas dejan de ser “trabajo” y se convierten en educación en valores.


  8. Reconoce y celebra su esfuerzo y el cumplimiento del plan


    • Felicita los pequeños logros: “¡hoy te has acordado tú solito!”. “Menudo cocinero estás hecho”.

    • Celebra con algo sencillo: una actividad en familia, una noche de pelis, elegir el postre…


    No hace falta que sea siempre una recompensa externa: el reconocimiento y la conexión emocional son incentivos importantes.


    También se pueden aprovechar las reuniones familiares semanales para revisar cómo va todo,  repartir nuevas tareas y solventar las dificultades que vayan apareciendo.


    Esperamos que te sirvan estas sencillas sugerencias, pero no siempre fáciles con los más mayores, haz uso de las consecuencias y recuérdales que los privilegios se ganan.


    ¿Te ha resultado útil este artículo? .Si necesitas mas información no dudes en consultarnos




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