Cambios de humor durante la adolescencia
- Educamos en Familia

- 7 oct
- 8 Min. de lectura
En el artículo “4 cosas que debes saber sobre el cerebro adolescente” te explicamos los principales cambios que experimentan los seres humanos durante la adolescencia. Hoy queremos centrarnos en uno de los más evidentes, los cambios de humor.

Si tienes adolescentes cerca habrás observado y padecido los frecuentes cambios emocionales. Pueden pasar de la risa al llanto o viceversa en un minuto. Pueden estar más irascibles, enfadados o susceptibles de lo habitual y también presentar más ansiedad o estrés que cuando eran pequeños. La tristeza, sensación de vacío o soledad son frecuentes. Por supuesto, también experimentan emociones como la alegría, la ilusión o el entusiasmo. Sin duda es todo un reto para las familias sobrellevar esta montaña rusa emocional. No obstante, queremos que tengas en cuenta que aunque puede ser muy molesto y agotador este vaivén emocional, es probable que en muchos de esos momentos tus hijos estén sufriendo y te necesiten a su lado.
Como mencionamos, durante la adolescencia se producen cambios de humor repentinos debido al aumento en la intensidad y de la variedad de las emociones. Además, aparecen conflictos sobre su identidad, se tambalea el concepto de sí mismo, las relaciones interpersonales cobran gran importancia generando altas dosis de ansiedad y aumenta la necesidad de autonomía e independencia. Tenemos que entender los cambios de humor durante la adolescencia, como algo totalmente normal y como resultado de la interacción entre factores biológicos, sociales y psicológicos.
Estos cambios emocionales propios de la adolescencia pueden dar lugar a comportamientos más rebeldes. La impulsividad aumenta, el autocontrol es reducido y la necesidad de encontrar su propio lugar, favorecen conductas desafiantes.
¿Cómo puedes ayudar a tu hijo a gestionar sus emociones?
Aunque como hemos mencionado estos cambios de humor son normales e inevitables, podemos ayudar a nuestros hijos a gestionar sus emociones y acompañarles en esta nueva etapa hacia la madurez.
Crea un ambiente familiar positivo.
Conseguir un buen ambiente en casa es garantía de bienestar y tranquilidad. Esto no significa que no haya discusiones o desencuentros pero sin duda, es un buen punto de partida para que la convivencia sea agradable y se resuelvan mejor los problemas.
Con el objetivo de mejorar la atmosfera emocional en casa, debes tener en cuenta que los adolescentes necesitan su espacio más que nunca. Respetar su privacidad y garantizar momentos para “estar solo” es importante.
Comunicación
En todas las etapas de la vida la comunicación tiene una gran relevancia, pero sin duda, la adolescencia es una de esas fases en las que la buena comunicación es indispensable.
Quizás pienses que hablar con tu hijo adolescente es complicado y conseguir que te escuche ya es todo un milagro, pero no por eso hay que dejar de intentarlo. Además, lo que es realmente interesante en esta etapa es dejar abierta la puerta a que tu hijo hable siempre que quiera o lo necesite. Durante la adolescencia habrá muchos momentos donde será mucho más interesante y constructivo escuchar que hablar.
A través de la comunicación familiar puedes poner en práctica la validación emocional. Probablemente, tu hijo adolescente puede sentirse más cómodo si siente que su “montaña rusa” emocional es validada y comprendida: expresiones como “entiendo cómo te has sentido” siempre ayudan más que frases del tipo “no llores, no es para tanto”
Por otro lado, creemos que es necesario hablar abiertamente sobre los cambios que están experimentando. Muchos adolescentes no entienden que les ocurre (cambios de humor, sentimientos de vacío, cambios corporales…) y está bien que se pueda hablar de estos cambios con naturalidad, dándoles normalidad y encuadrándolos en ese momento vital.
Si necesitas mejorar la comunicación en casa te animamos a que leas el artículo: “Aprende a comunicarte con tu hijo adolescente”
Apoya a tu hijo y reconoce lo que hace bien.
La adolescencia es un momento muy importante para el desarrollo de la autoestima y del concepto de uno mismo, por eso, los mensajes y sensaciones que llegan desde fuera tienen un gran impacto.
Nuestro consejo es que te intereses por sus gustos e ilusiones. También reconoce sus logros y avances aunque sean pequeños. Gestos como estos ayudan a aumentar y balancear su autoestima y la seguridad en ellos mismos. Los adolescentes necesitan saber y sentir que son aceptados y entendidos.
Saber que estáis de forma incondicional y que, a pesar de su estado de ánimo o de sus comportamientos, les seguís queriendo es un gran punto de apoyo y seguridad para ellos.
Favorece su autonomía e independencia.
Es momento de dejarles volar y de que se enfrenten a sus miedos. Aunque esto suponga, en más de una ocasión, un caos o un incremento de la inestabilidad emocional, los adolescentes necesitan experimentar su autonomía e independencia.
No es posible aprender a gestionar emociones si no nos exponemos a ellas. A ningún padre le gusta ver pasar a su hijo un mal rato, y más aún cuando podríamos evitarlo, pero hay que darles la oportunidad de que se enfrenten a todo tipo de situaciones aunque algunas de ellas le hagan pasarlo mal.
Emociones como la frustración, el miedo, la impaciencia o la ansiedad, se hacen más presentes en la medida que nos enfrentamos al mundo. Por ejemplo: un adolescente puede frustrarse porque el profesor ha puesto un examen sorpresa. También podría sentir miedo al tener que enfrentar una conversación difícil con los padres. Ansiedad ante los exámenes de acceso a la universidad o impaciencia si su hermano tarda demasiado en el baño. Permitir que sean ellos mismos los que afronten esas situaciones y que gestionen sus emociones es una buena forma de contribuir a que estos cambios de humor se resuelvan de forma satisfactoria.
Por otro lado, no olvides permitir que tomen sus propias decisiones, que empiecen a gestionar su dinero o que resuelvan conflictos y problemas de forma independiente. Por otro lado, organízalo de tal manera para que tengan sus propias responsabilidades (un trabajo, alguna tarea doméstica, estudios…)
Tanto la autonomía como la responsabilidad son valores que aportan infinidad de herramientas a los hijos para gestionar emociones como la frustración, impulsividad o la inseguridad.
Establece unas normas y límites claros.
Aunque un adolescente nunca lo reconocerá, sigue necesitando la estabilidad que suponen las rutinas y las normas. Aunque ahora las normas se pueden negociar, es importante que sigan existiendo.
Las normas favorecen el autocontrol no sólo de las conductas sino también de las emociones. Les proporcionan la estructura y la contención necesarias para que puedan manejar mejor la impulsividad e inestabilidad tan propias de la adolescencia. Comprender las expectativas y los límites adecuados para su comportamiento, aportan un lugar seguro desde el que aprender y madurar.
Si quieres pautas más concretas sobre cómo establecer normas y límites en casa, te animamos a que eches un vistazo al contenido que hemos elaborado sobre este tema.
Fomenta su autoestima.
Tener una sana autoestima es un pilar fundamental en el bienestar emocional del ser humano. Durante la adolescencia, la autoestima cobra mayor importancia ya que está empezando a salir del “nido” y a exponerse a situaciones nuevas y retadoras. Si se sienten seguros de ellos mismos, la intensidad de emociones como la ansiedad, la inseguridad o la frustración será menor y por lo tanto, la gestión será mucho más sencilla.
No obstante, la autoestima de los adolescentes fluctúa mucho ya que están reconstruyendo el concepto de sí mismos, definiendo su identidad y buscando su camino en el mundo. Esto es algo inevitable y necesario al mismo tiempo. Como padres habrá que ser amables, compasivos y entender este momento evolutivo.
Si tienes adolescentes en casa y quieres potenciar su autoestima, te animamos a que leas este artículo.

Enseña estrategias de afrontamiento útiles.
Las estrategias para desenvolverse en la vida se van aprendiendo a medida que nos las enseñan o que nos vamos enfrentando a distintos retos. Los adolescentes aún tienen mucho que aprender, por eso es recomendable que dejemos un espacio para seguir transmitiendo información y habilidades útiles.
Existen diversas estrategias de afrontamiento útiles para favorecer la gestión emocional. Veamos algunas de ellas:
Técnicas de desactivación. Nos referimos a aquellas que contribuyen a la relajación. Emociones como la ansiedad, el enfado o el estrés aumentan los niveles de activación por eso, técnicas de respiración, relajación muscular o mindfulness son muy útiles.
Establecimiento de hábitos. Las rutinas y los hábitos aportan coherencia y ayudan mucho a la hora de gestionar emociones. Cuando hay rutinas se reduce la incertidumbre, los adolescentes saben que se espera de ellos, disminuyen los conflictos domésticos y engorda su independencia y autoestima. Aunque ya sean más mayores, no debemos descuidar esta área tan importante. Si necesitas una guía para instaurar hábitos y rutinas, te animamos a que leas este artículo.
Resolución de problemas. Este punto es muy amplio pero no queremos dejar pasar la oportunidad de comentarlo. Uno de los orígenes de los cambios de humor en los adolescentes tiene que ver con la incapacidad para resolver problemas. Cuando se encuentran en situaciones nuevas o problemáticas experimentan, como también le ocurre a los adultos, inseguridad, angustia o miedo dando lugar a más irritabilidad o malestar. Que sepan hacer frente a los obstáculos y se sientan capaces de resolverlos, es sin duda una buena forma de mantener a raya las emociones.
Promueve hábitos de vida saludables.
Dieta equilibrada, actividad física y sueño reparador nos aseguran el bienestar emocional de los adolescentes. Estos hábitos regulan las variaciones a nivel hormonal y estabilizan el ánimo. Los adolescentes suelen ser perezosos y por no generar conflicto, podemos pasar por alto alguno de estos hábitos. No obstante, es esencial que sigan manteniendo unos mínimos si queremos ayudarles a lidiar mejor con sus emociones.
Dieta equilibrada. Somos lo que comemos. En pleno desarrollo tanto físico como mental, es muy importante nutrirse de forma correcta. Puedes leer este artículo donde te hablamos sobre este tema.
Actividad física. Cuando son niños se mueven más pero la adolescencia tiende a ser mucho más sedentaria. El ejercicio ayuda a liberar energía, despejar la mente y a favorecer estados de bienestar. Aunque la parte académica comienza a ganar terreno a la física, es importante que se mantengan activos. Las actividades en equipo son las más enriquecedoras pero hay una grandísima variedad (natación, baile, patinaje, atletismo...) Para que tu hijo se comprometa con lo escogido, lo ideal es que la actividad se adapte a las características y gustos.
Sueño. Durante la adolescencia se producen infinidad de cambios a nivel físico, mental y emocional. El sueño cobra una gran importancia porque ayuda a la regeneración de tejidos, a la consolidación de aprendizajes o a la regulación emocional, entre otras muchas funciones. Los adolescentes necesitan dormir una media de 8-10 horas al día. Aunque ya se van acercando a las horas recomendadas para los adultos, aún requieren muchas horas de descanso debido al momento vital en el que se encuentran. El problema es que en ocasiones, los adolescentes descuidan el sueño. Se quedan hasta altas horas de la noche hablando con amigos, jugando a videojuegos o viendo series. Estos hábitos contribuyen a que no puedan descansar lo suficiente y que al día siguiente haya cansancio, mal humor y conflictos.
La manera de abordar es este punto podría ser mantener unas normas relativas al sueño más laxas que cuando son pequeños pero en las que se sigan marcando algunos límites. Por ejemplo: mantenerse activo durante el día, no consumir bebidas energéticas ni con cafeína, desconectar aparatos tecnológicos 2-3 horas antes de irse a la cama, hora de sueño y despertar similar cada día…
Si el tema del sueño es un problema en casa, puedes consultar el contenido relacionado con este tema aquí.
Ten paciencia.
Ser pacientes es complicado y entendemos que no siempre es posible. Cuando hablamos de paciencia no quiere decir que mantengas la calma siempre o que te resignes y esperes a que pase esta fase sin más, sino que veas este periodo como un proceso en el que poco a poco se van consiguiendo gestionar mejor las cosas. Se consciente de los avances y no les quites valor aunque sigan existiendo áreas de mejora.
Como sabemos que cultivar la paciencia no es sencillo, te recomendamos que leas nuestro artículo sobre cómo ser padres pacientes. En él encontrarás muchos consejos para gestionar tu impaciencia correctamente.
Ajusta tus expectativas a la realidad.
Por último, es importante que entiendas qué puedes esperar para no frustrarte. Como decíamos al inicio del artículo, los cambios de humor en los adolescentes son inevitables y necesarios. Es importante que experimenten y exploren los distintos estados emocionales desde el lugar seguro que es la familia. Tu hijo está aprendiendo a relacionarse y a entender correctamente sus emociones y en ocasiones, no podrá hacerlo mejor.
Esperamos que este artículo te haya aportado información para abordar correctamente los cambios de humor de tu hijo adolescente. Si quieres seguir profundizando en la adolescencia, puedes visitar nuestra web donde encontrarás contenido muy interesante.







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