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El amor y sus ingredientes: cómo mantener viva la llama más allá del enamoramiento

El amor y sus ingredientes

 

“Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, no soy más que bronce que resuena o platillos que aturden. Aunque tuviera el don de profecía, penetrara todos los misterios, poseyera toda la ciencia y mi fe fuera tan grande como para cambiar de sitio las montañas, si no tengo amor, nada soy. Aunque repartiera en limosnas todos mis bienes y aunque me dejara quemar vivo, si no tengo amor, de nada me sirve. 


Pareja de personas adultas dando un paseo en el campo

El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia; el amor no es presumido ni se envanece; no es mal educado ni egoísta; no se irrita ni guarda rencor; no se alegra con la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, soporta sin límites”….. Epístola de S. Pablo a los Corintios. 12,31- 13,8


El sentido de la vida es que hay que disfrutarla pero haciendo disfrutar a los demás... el secreto de la felicidad es estar rodeado de gente feliz, para ello lo mejor es conseguir hacer felices a los que tienes a tu lado. Moisés Broggi


“Todo lo que importa al final es que hayas amado”

Regina Brett, 90 años de edad, "The plain dealer",


Amar a la madre de sus hijos es lo mejor que un padre puede hacer por sus hijos”. Theodore Hesburgh 


Amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia felicidad”.

Gottfried Leibniz

“Un matrimonio excepcional no se da cuando se casa una ‘pareja perfecta’. Se da cuando una pareja imperfecta aprende a disfrutar sus diferencias”. Dave Meurer


Vivir en pareja es abrir tu corazón por entero es querer ofrecer lo mejor de ti es tener una frase de perdón y una sonrisa de corazón.  Por eso vive en paz y armonía y serás feliz toda tu vida....Anónimo


Os recomendamos leer la guía y los artículos que la componen, a ser posible, juntos y si no lo es, no dejéis de leerla por separado y comentar juntos lo que os ha podido aportar.


  1. A amar se aprende


    Amar y ser amado es una de las experiencias más enriquecedoras que puedes experimentar, pero el amor no se improvisa, el amor se “construye”. A amar aprendemos y ¡tu puedes aprender y mejorar tu capacidad de amar si así lo deseas!


    Al comienzo de vuestra relación, es muy probable que tanto tú como tu pareja os mostrarais exultantes de felicidad. Vuestro entusiasmo inicial, vuestra plena satisfacción con la relación, seguro que la  atribuíais al hecho de “estar enamorados”. Vuestra relación iba sobre ruedas porque os amabais y si existía algún problema, que siempre los hay,  lo  aceptabais y lo sobrellevabais. O también es posible que  no fuerais conscientes del mismo, ya que uno de los efectos del enamoramiento es que se anulan las zonas críticas del cerebro.  De ahí, que resulte tan habitual idealizar a la pareja.


    Pero, ¿por qué, te preguntarás, con el tiempo ese embriagador comienzo puede terminar, en casi la mitad de los casos, en el aburrimiento, en la institucionalización de la incomunicación y el ataque soterrado en la convivencia cotidiana, o en el deterioro progresivo que conduce a la ruptura?


    Cuando las cosas se empiezan a poner mal lo atribuimos a la falta de amor, a que hemos dejado de estar enamorados. Y así el amor es el responsable máximo de todo lo que pasa en la relación. El amor lo explica todo.


    Y os preguntareis ¿Cómo podéis evitar que el amor termine?


    El amor es un aliciente importante pero no proporciona las cualidades, ni los recursos o habilidades necesarios para mantenerlo, ni para hacer feliz al otro, ni para apoyar al otro, ni para aceptar su peculiar manera de ser, ni para resolver los problemas y las dificultades que van surgiendo en la convivencia de toda pareja.


    La mayoría de las personas cuando las cosas empiezan a empeorar, lo atribuyen a la falta de amor, a que han dejado de estar enamorados. Y así, hacen al amor el responsable máximo de todo lo que pasa en la relación. Si estamos bien, es porque hay amor, pero si estamos mal, es porque nos hemos desenamorado. 


    Sin embargo, el amor no aparece o desaparece porqué sí. Que vuestro amor se mantenga depende de ciertos comportamientos y habilidades que alimentan su llama, y que ¡sin duda y si queréis, podéis aprender.  


Para mantener tu relación amorosa viva no basta con estar enamorado. Necesitas aprender a conservar el amor frente a  los avatares de la convivencia.


Es importante aprender a convivir en pareja y  este aprendizaje dura toda la vida. Con el tiempo, la convivencia no tiene por qué deteriorarse, como muchos piensan, si no que, por el contrario, se hace más satisfactoria y más gozosa, siempre que la pareja dedique su esfuerzo y su energía a cultivar las habilidades de comunicación, de negociación, de resolución de problemas y a tratar de mantener la ilusión  y el atractivo del uno hacia el otro.


En el mundo en que vivimos, se considera que la convivencia mata el amor y apaga la pasión. Las personas que piensan así terminan arrojando la toalla ante las dificultades y los problemas habituales. No luchan,  abandonan. Creen que después de un tiempo lo normal es que las parejas se amen menos, tengan menos pasión sexual, se aburran juntos y que la rutina se instale en sus vidas. 


Sin embargo, la buena noticia es que la convivencia no te conduce inexorablemente a ahogar el amor. Tu puedes aprender a convivir en pareja y a conseguir que tu relación sea cada vez más rica. pero, sentimos decírtelo, exige esfuerzo


Si, hay que trabajárselo¡¡¡ Debéis dedicar vuestro esfuerzo y energía, a regar y abonar vuestro amor, para mantener la ilusión y el atractivo del uno hacia el otro y a cultivar diversas virtudes como la empatía, la aceptación, el perdón, la compasión. También podéis aprender a disfrutar de una buena gestión emocional y habilidades de comunicación, capacidad de resolución de problemas y negociación y un largo etcétera…


Nuestra sociedad nos prepara para el oficio más sencillo, pero no nos prepara en absoluto para el oficio más complicado de la tierra: la convivencia. 


Pero no os asustéis, no solo es posible, sino que es el verdadero camino hacia la felicidad. 


La idea del amor que nos transmiten algunos medios de comunicación tampoco nos ayuda a hacer frente a los altibajos por los que todas las parejas atraviesan. Aceptar de forma realista que todas las parejas, hasta las mejores, pasan por periodos buenos y  también tienen sus crisis, saber cómo sobrellevar estas últimas, buscando recursos para superarlas y no tirando la toalla y recurriendo a la separación ante las primeras dificultades es otra de las claves para mantener una relación. No postulamos la resignación ante una convivencia insatisfactoria, como se hacía en la época de nuestras abuelas, sino la lucha por una armonía gratificante y satisfactoria, fruto de una labor y esfuerzo cotidianos.


Antes de descubrir qué ingredientes avivan la llama del amor, vamos a analizar las diferencias que encontramos entre la primera fase de la relación, el enamoramiento, y la fase en la que aparece el desamor… que seguro que te darán pistas sobre cómo recuperar el amor. 


Pareja enamorada a la luz de sol

  1. ¿Por qué al principio nos sentimos tan enamorados?


    1. La aparición de una persona nueva despierta en nosotros atracción y deseo y desata un caudal de hormonas, como  la vasopresina y la oxitocina,  que a su vez  modifican el cerebro, nuestras emociones y nuestro comportamiento.


    2. Todo ello da lugar a la idealización del otro y la ausencia de una valoración crítica a la hora de juzgarle. Y así convertimos en positivo cualquier comportamiento negativo. Si tu pareja se muestra celoso, es muy probable que lo atribuyas a lo muchísimo que te quiere. Si hay una importante diferencia entre ambos sobre la forma de ver la vida, en lugar de plantearte los problemas que eso te puede acarrear a largo plazo, le restas importancia interpretándolo como algo trivial. 


Ya lo advertían nuestras abuelas: el amor es ciego.

Una antigua fábula cuenta que una lechuza le suplicó al águila, rey del bosque, que durante sus cacerías perdonara la vida de sus pichones y no se los comiera. Compadecida con el llanto de la lechuza, el águila exclamó: "Querida, díme cómo son tus hijos. Los reconoceré y te prometo que no me los  comeré". Ella no lo dudó: "No tendrá problemas para distinguirlos, Majestad, son losbebes más bellos del bosque". Para evitar confusiones, el águila fue derecho a los bebés más feos, y los devoró. Eran los hijos de la lechuza.

Esta moraleja tiene ahora base científica, ya que un estudio publicado en NeuroImage ha  demostrado que la desgraciada lechuza –y muchas madres humanas- no mienten, cuando afirman que sus hijos son los más guapos, sino que creen sinceramente en lo que dicen.

¿ Cómo se ha llegado a esta conclusión? Se han escaneado los cerebros de veinte madres jóvenes mientras ellas observaban fotos de sus hijos,  de otros niños conocidos y  de amigos adultos. En todos los casos, el patrón de funcionamiento de la actividad cerebral fue similar al de las personas hechizadas por el enamoramiento: eliminaron casi por completo cualquier apreciación crítica de sus  seres queridos, sus hijos.

  1. El deseo de conquistar al otro nos hace mostrar lo mejor de nosotros mismos: cuidamos nuestro aspecto físico, mostramos nuestro lado positivo,  y evitamos mostrar nuestros aspectos negativos.


  2. Movidos por este  afán de conquista, nos volcamos en la otra persona y tratamos de agradarla por todos los medios. Adivinamos sus deseos y los satisfacemos al instante, recordamos y celebramos cualquier fecha significativa y sabemos ceder ante los deseos del amado.


  3. En el inicio de una relación el  tiempo que pasamos juntos es  limitado y lo dedicamos, en su mayor parte, a la realización de actividades de ocio. Lo que da lugar a un intercambio frecuente de conductas mutuamente gratificantes, que  dan lugar al enamoramiento. 


  4. En estos comienzos la pareja  tiene pocas responsabilidades y problemas, lo que permite a la relación deslizarse por un camino de rosas sin espinas. No suele haber tareas domésticas, letras del piso que pagar, hijos que educar y un conjunto de obligaciones que la vida en común impone y que  hay que saber  aceptar, afrontar, negociar y compartir.


  5. La novedad en todos los aspectos de la relación, incluyendo el sexo y la comunicación incrementa poderosamente el atractivo del otro. Tenemos toda la vida que contarnos y el deseo y la curiosidad acerca del otro hace de la conversación un poderoso  filtro amoroso.


  6. Las expectativas idealizadas acerca de lo que es la vida en pareja son el aliño poderoso para aderezar este periodo.


Lo que dicen las investigaciones

Los investigadores de la Universidad de Rutgers, de Nueva Jersey, Estados Unidos, en un estudio publicado por la Sociedad de Neurociencia Estadounidense, estudiaron los cerebros de 17 hombres y mujeres que se encontraban en los dulces primeros días de una relación amorosa. 

Las resonancias magnéticas indicaron que había un aumento en la actividad de las áreas del cerebro que tienen relación con la energía y la euforia.

El estudio también encontró que, mientras que los cerebros femeninos evidenciaban respuestas más emocionales, los de los hombres mostraban actividades en áreas relacionadas con la excitación sexual.

EN RESUMEN

¿Por qué al principio nos sentimos tan enamorados?

> Las hormonas que se desatan con el atractivo sexual y modifican el cerebro.
> La idealización del otro y la falta de criterio crítico.
> El deseo de conquistar al otro que te hace poner lo mejor de ti y controlar los aspectos negativos.
> El tiempo limitado que pasan juntos y la dedicación a actividades de ocio.
> El elevado nivel de intercambio de conductas gratificantes.
> La ceguera ante los aspectos negativos del otro.
> El bajo nivel de responsabilidades
> La novedad en todos los aspectos, sexual, comunicación
> La ausencia de problemas
> Las expectativas idealizadas

No te pierdas las siguientes entregas, donde seguiremos profundizando en los ingredientes que mantienen viva la llama del amor y la convivencia en pareja.


Esperamos que este artículo haya sido de ayuda y te haya invitado a reflexionar sobre tu forma de amar. Nos encantará conocer tu opinión: déjanos tu comentario y comparte qué parte te ha resonado más o qué aprendizajes te llevas de esta lectura.


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