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El ejercicio físico: un activador de la felicidad

La difícil y agotadora tarea de educar nos exige tener la energía suficiente y disfrutar de bienestar físico y emocional Te invitamos a reflexionar sobre la siguiente cuestión ¿Llevas un estilo de vida saludable?


El modo en el que vivimos, cómo nos alimentamos, si hacemos o no ejercicio físico, si dormimos o descansamos lo suficiente, o nuestro estado de ánimo son fundamentales para disfrutar de salud física, cognitiva y emocional. Enseñar a tus hijos hábitos de vida saludables (buena alimentación, hacer ejercicio físico, dormir lo suficiente…) es el mejor regalo que les puedes hacer. No solo las matemáticas son importantes.


Por todo esto, queremos empezar a regalarte algún capítulo del libro TÚ PUEDES APRENDER A SER FELIZ, 2018. Escrito por la psicóloga Carmen Serrat- Valera y la periodista Alexa Diéguez ha tenido un gran éxito. Este libro aborda los pilares básicos de un estilo de vida saludable, así como los caminos hacia la felicidad y aquellos senderos que no nos conducen a ella.  Todo ello desde un enfoque científico, a la vez que útil y práctico, y que podéis compartir con toda la familia. 


Compartimos con vosotros el capítulo referente al EJERCICIO FÍSICO. Te ofrecemos muchas y variadas razones para animarte a practicarlo de forma regular.

 




EJERCICIO FÍSICO: ACTIVADOR DE LA FELICIDAD


El ejercicio físico no sólo es uno de los hábitos que más benefician el buen funcionamiento de nuestro cuerpo, sino que es una fuente de bienestar y satisfacción muy potente. Mediante la actividad física, nuestro organismo segrega gran cantidad de endorfinas que, como hemos visto, consiguen que mejore sustancialmente nuestro estado de ánimo.

 

Si estás deprimido, la práctica regular de ejercicio físico te servirá de gran ayuda para combatir la tristeza, la desesperanza y la apatía. Si estás tenso o excesivamente excitado, el ejercicio suave actuará como un poderoso relajante. Y si estás bien, te ayudará a sentirte todavía mejor, pletórico de energía. En todos los casos, es una herramienta sencilla, barata y sin efectos adversos.

 

Si el ejercicio físico todavía no forma parte de tu vida, desde aquí te animamos a que empieces a incorporarlo a tu día a día. Cuando consigas que se convierta en un hábito tan cotidiano como lavarte los dientes, comprobarás que sólo te aporta beneficios. Como verás en el recuadro que te ofrecemos a continuación, existen muchas y variadas razones para practicar ejercicio físico de forma regular.


Ventajas para el organismo:
– Contribuye a eliminar la tensión muscular.
– Tonifica la musculatura.
– Aumenta la capacidad respiratoria.
– Oxigena el cerebro, por lo que aumenta la agudeza y la concentración mental.
– Metaboliza el exceso de adrenalina y tiroxina en la sangre ocasionado por el estrés, por lo que disminuye la tensión y aumenta la relajación.
– Produce endorfinas, sustancias naturales que aumentan la sensación de bienestar y tienen efectos antidepresivos y analgésicos.
– Aumenta el nivel de energía mental y física.
– Mejora la circulación y facilita la digestión.
– Ayuda a regular el nivel de azúcar en la sangre, por lo que combate y mejora la diabetes.
– Disminuye la presión sanguínea, por lo que previene y reduce la hipertensión.
– Reduce el colesterol malo y aumenta el colesterol bueno, con lo que disminuye el riesgo cardiovascular.
– Reduce el apetito y ayuda a perder peso. Previene la obesidad.
– Combate el estreñimiento.
– Previene y mejora la osteoporosis y la osteopenia.

Ventajas psicológicas:
– Ayuda a descargar los sentimientos de frustración.
– Contribuye a crear una sensación de relajación y bienestar.
– Reduce los síntomas depresivos.
– Ayuda a combatir el insomnio.
– Ayuda a combatir la ansiedad.
– Ayuda a mejorar la autoestima.
– Mejora sustancialmente la percepción de la propia salud y ayuda a sentirse más joven.
– Ayuda a reducir la dependencia del alcohol, el tabaco y determinados medicamentos.

Puede que ahora estés pensando que no es tan sencillo dedicar un tiempo diario a la actividad física, incluso puede que la simple idea de ir al gimnasio o apuntarte a unas clases de alguna disciplina deportiva te aburra mortalmente. No te preocupes, hacer ejercicio no implica necesariamente practicar un deporte reglado o acudir a un lugar específico, es mucho más fácil que eso. Basta con que aprendas algunos trucos para ir aumentando tu nivel de actividad.


Puedes cambiar tu estado de ánimo mediante la actividad. El simple hecho de mantenerte en movimiento es un antídoto contra la depresión. 

Lo ideal es que busques tu propia forma de hacerlo, pero a continuación te ofrecemos algunos consejos que pueden resultarte útiles:

1. Utiliza menos el coche. Si puedes, vete andando al trabajo. Si vives demasiado lejos, opta por el transporte público y bájate dos o tres paradas antes para caminar un rato.


2. Olvídate de los ascensores. Subir escaleras es uno de los ejercicios que más calorías quema, además de mejorar la resistencia respiratoria y cardiovascular. Y tanto subirlas como bajarlas tonifica enormemente los músculos de las piernas y los glúteos. Además, a largo plazo garantiza una buena movilidad en la edad madura.


3. Recupera el hábito del paseo. Dicen que caminar es uno de los deportes más completos y, desde luego, es el más económico y fácil de incorporar a la vida de cualquier persona. Si a eso le sumas la observación de todo cuanto te rodea, se convierte en un placer y en una oportunidad para meditar. Empieza paseando media hora tres veces por semana. Después aumenta a una hora tres veces por semana o, mejor aún, media hora al menos cinco veces por semana.


4. Cuando te hayas acostumbrado a pasear, introduce el paso rápido. Se considera que caminar a buen paso durante media hora cinco veces por semana es suficiente para mantener una forma física óptima. Cuando te hayas hecho un experto paseante, aumenta el ritmo poco a poco hasta que consigas caminar media hora de forma rápida. Lo ideal sería combinar media hora “veloz”, para activarte, con media hora a paso lento para poder observar tu entorno y volver a casa relajado.

 

5. Cómprate una bicicleta estática o, mejor aún, una elíptica. Plantéate el objetivo de hacer media hora diaria o, si te parece mucho, al menos media hora tres veces por semana. No te fuerces, empieza por cinco minutos y vete aumentando el tiempo progresivamente, de cinco en cinco minutos. Para que te resulte más entretenido, puedes escuchar música, ver la tele o leer mientras practicas.

 

6. Atrévete con la gimnasia o cualquier otra actividad que mejore la flexibilidad. Trabajar la elasticidad de los músculos y articulaciones no sólo es perfecto para eliminar la tensión muscular, sino que consigue que nos sintamos más jóvenes. Si te animas, apúntate a unas clases de yoga, tai chi, pilates o, simplemente, gimnasia de mantenimiento. Si las combinas con los paseos o la bicicleta, es suficiente con que vayas una vez por semana. Si no tienes tiempo o no te apetece, puedes probar a hacer gimnasia en casa. Existen vídeos muy buenos y sencillos que pueden ayudarte, como por ejemplo los de Jane Fonda.

 

7. Sal a montar en bicicleta si vives en una zona llana y con poco tráfico. 20 minutos tres veces por semana son suficientes.


8. Aprovecha la playa o la montaña en vacaciones. Caminar por la orilla del mar es especialmente tonificante porque la arena masajea los pies y el aire marino purifica los pulmones. Si caminas dentro del mar, con el agua hasta los tobillos, mejorarás también la circulación venosa. En la montaña, no pierdas la ocasión de dar largos paseos respirando aire puro. Si te gusta caminar por el monte pero no deseas ir solo y te cuesta  animar a alguien para que te acompañe, busca en Internet. Si buscas por senderismo encontrarás múltiples direcciones que te ofrecen, por un precio muy reducido, un guía y un grupo para hacer senderismo.


9. Establece una rutina. Ponerse un horario fijo y mantener una regularidad ayuda a conseguir que el ejercicio físico sea un hábito placentero. Puede que empiece siendo una obligación, pero la fuerza de la costumbre, y sus innumerables beneficios, harán que se convierta en una parte imprescindible de tu vida. Escoge el momento del día que más te convenga, pero ten en cuenta que el ejercicio estimula, y puede dificultar el sueño si se practica justo antes de irse a dormir.


10. No seas perfeccionista. Más vale que hagas ejercicio dos o tres veces por semana a que no hagas nada. Confórmate con dedicarle el tiempo que puedas. Y no te exijas demasiado ni te fuerces: el ejercicio moderado es poderosamente antioxidante, pero si se convierte en algo extenuante produce el efecto contrario.


11. Elabora un calendario y prémiate cuando lo cumplas. Parece una tontería, pero si te pones unos objetivos concretos te sentirás más motivada para cumplirlos y podrás reconocer tus avances. Cada vez que cumplas, prémiate, te ayudará a repetir.


12. Implica a tus amigos y familiares. Queda con ellos para ir al gimnasio, para practicar algún deporte, hacer una ruta de senderismo o, simplemente, dar un paseo. El compromiso con otras personas te ayudará a cumplir tus objetivos, además de mejorar vuestra relación al escapar de la rutina de las comidas, las cenas, las copas, etc.


13. Disfruta con lo que haces. No te fuerces ni te empeñes en realizar actividades físicas que no sean de tu agrado o no se adapten a tus características. Busca aquellas que vayan más contigo y, siempre que las practiques, piensa que estás haciendo algo bueno por ti mismo. Algo que quieres hacer para sentirte bien, y no solamente algo que tienes que hacer para estar más sano.



Al grano: cómo influir en tu estado de ánimo

– Acepta los altibajos. A todo el mundo le ocurren. Disfruta los momentos buenos sin miedo y a fondo. En los momentos malos, no busques causas ni culpables de las cosas negativas que te suceden, no rumies, no te fíes de tu actual visión de la vida ni de la valoración de ti mismo y de los demás que haces en estos momentos. Cuando uno está mal, tiende a verlo todo peor de lo que realmente es.
– ¡Ojo! a tus pensamientos: no hagas una montaña de un grano de arena ni lleves los problemas puestos todo el día. Distráete, relativiza.
– Si tu problema es real y concreto, elige un momento en tu agenda para ocuparte de él y procura olvidarte durante el resto del tiempo.
 – No te quedes quieto esperando a que todo pase ni escondas la cabeza debajo de la almohada. Tienes una herramienta muy poderosa a tu alcance: ¡pon endorfinas en tu vida! realizando ejercicio físico y cultivando actividades placenteras y actividades gratificantes.

Si te interesa leer el libro completo lo puedes encontrar en el siguiente link. Advertimos que la publicación al haberse realizado en el año 2018, puede tener algún cambio en los conceptos ya que la ciencia avanza muy rápido, pero las nuevas nociones os irán apareciendo en la página.





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