top of page

Tus hijos, mis hijos y nuestros hijos

La convivencia con los hijos de la pareja no es fácil y si además se añaden los hijos propios, la situación puede complicarse.


Aunque no siempre será un camino de rosas, la realidad es que con algo de tiempo, grandes dosis de paciencia y mucho cariño, es posible vivir en armonía y que incluso sea una experiencia muy satisfactoria.



Hemos preparado algunos consejos para que afrontéis lo mejor posible esta nueva realidad:


Poco a poco. Siempre que sea posible, es importante respetar los ritmos de cada uno. No hay un tiempo predeterminado porque depende de la persona y de otros muchos factores externos. La realidad es que es frecuente que la adaptación se alargue durante meses.

Lo normal es que los hijos vean a la nueva pareja como un intruso, así que la incorporación a la familia debe hacerse de una forma progresiva. Deja un tiempo desde el divorcio antes de hablar de tu nueva pareja, diles que has conocido a otra persona, pregunta si les apetece conocerle…

Cuando se unen dos familias que ya tenían sus dinámicas adquiridas, es probable que surjan discrepancias y tensiones (distintas formas de educar, hábitos diferentes, actitudes de rechazo…). Te recomendamos que no tengas prisa y que vayáis paso a paso. Empezad abordando lo más urgente y después id poco a poco con el resto de cosas. No se puede hacer todo “de golpe”. Si quieres que esto funcione, no hay que forzar.

Paciencia.Cualquier cambio supone un periodo de acomodación. Acepta que os llevará un tiempo acostumbraros a la nueva situación y que durante todo el proceso, tendréis que ir haciendo cambios y resolviendo dificultades para que la adaptación sea posible.


Por otro lado, ten paciencia con los sentimientos y emociones. En ocasiones queremos ir más rápido de lo que se puede. Mientras os vais acostumbrando a la nueva realidad, pueden aparecer emociones como la ansiedad, el enfado o el estrés. A medida que las dificultades se van superando, nos vamos conociendo mejor y el tiempo va pasando, lo esperable es que esas emociones se vayan transformando en respeto, tolerancia y calma.


El cariño no se puede imponer ni exigir. Deja que las cosas sigan su curso y céntrate en cultivar la armonía y favorecer el acercamiento entre ambas partes.


También queremos hacer mención a algo importante pero sobre el que poco podemos hacer. Seguramente vuestros hijos sean pequeños o adolescentes por lo que su nivel de maduración será limitado. Es decir, sus razonamientos puede que no coincidan con los tuyos, en la gestión de sus emociones pueden aparecer problemas, no tienen las habilidades comunicativas suficientemente desarrolladas… Para no frustrarnos y para que el clima en casa no se vea perjudicado, debemos evitar pedir cosas que no nos pueden dar. En este punto necesitarás grandes dosis de paciencia para respetar los tiempos y procesos de cada uno.

Gestiona las emociones de forma adecuada. No sólo las tuyas, sino también las del resto de la familia. La incorrecta gestión de las emociones, suele ser uno de los mayores obstáculos en la convivencia. No obstante, y a pesar de todo, nos suelen dar información útil y nos pueden ayudar a afrontar mejor la situación. Nuestro consejo es que valides y dejes espacio a las emociones de tus hijos, tu pareja y las tuyas propias como primer paso. Después, intentad ver qué hay detrás de la emoción para buscar posibles soluciones a ese desencadenante, pero sin olvidarnos de la empatía.


Por ejemplo: Mi hijo me grita cuando le digo que vendrá mi pareja a nuestro viaje familiar.

  1. ¿Qué siente mi hijo? Dada esa reacción, es probable que esté enfadado.

  2. Valido su emoción. Veo que estás enfadado/ Entiendo que no te ha gustado la propuesta

  3. Una vez calmados los ánimos: ¿Qué es lo que te ha enfadado?/ ¿Por qué te ha sentado tan mal lo que te he dicho?...

  4. Se buscan soluciones/alternativas de actuación para un futuro. También si se considera pertienente, se puede dar más información.

Si quieres conectar con alguien que está sobrepasado por sus propias emociones y a reconducir la situación, te animamos a que visualices este breve video. En él encontrarás una técnica para conseguirlo que te será de gran utilidad.


NO critiques ni compitas con su familia de origen. No hables mal de su padre o madre, de tíos, abuelos… Pero ten en cuenta que a veces no es lo que decimos sino la forma o las actitudes que tenemos antes determinadas situaciones.

Aunque todos empezamos con la intención de no hacer ni decir nada en contra de la otra parte de su familia, podemos dejarnos llevar en momentos de enfado o de incomprensión. Hay que prestar mucha atención a esto ya que es una de las principales razones por las que el ambiente en casa puede enturbiarse y para que la relación con los hijos de tu pareja no sea buena.

En ocasiones, todos nuestros esfuerzos para que haya armonía pueden caer en saco roto si aparecen este tipo de comportamientos.


Dialoga. Vosotros habéis escogido a vuestra pareja pero para vuestros hijos, esa persona, se les ha impuesto. Deja espacios para hablar con tus hijos sin tu pareja y respeta sus puntos de vista. Valida sus emociones y empatiza con ellos.

Si se percibe ansiedad o incomodidad, anticípate a alguna de sus preguntas: ¿Este señor será mi nuevo papá?, ¿me vas a querer menos porque ahora quieres a tu novia?, ¿tengo que obedecerle si a mí no me es nada?...

Incluso si tienen una buena relación con tu pareja, estos momentos de conversación no deberían perderse. Para los hijos que están en esta situación, es importante saber que pueden tener un espacio de intimidad y confianza con sus padres. Se reducirá mucho el malestar y se prevendrán problemas futuros.


Pero no sólo debemos dialogar con nuestros hijos sino también con nuestra pareja. La mejor forma de afrontar la realidad de la nueva familia que habéis formado es ir juntos de la mano. Hay que hablar, negociar, pensar bien las cosas, probar posibles soluciones… Pero no os olvidéis de ser respetuosos con los tiempos y maneras del otro ya que no siempre serán situaciones fáciles. El trabajo en equipo es esencial para que vuestro proyecto salga adelante.


En resumen, la comunicación y el diálogo deben ser amables y compasivos. Entendiendo los procesos por los que está pasando cada uno y conectando con las necesidades e inquietudes que pueden aparecer. Este tipo de comunicación os ayudará a resolver conflictos de forma pacífica y eficaz.


Aprende a negociar. Como ya hemos ido adelantando, los hijos pueden resistirse u obstaculizar algunas de nuestras propuestas. En este escenario cobra gran relevancia la negociación. No te nieges en rotundo y escucha sus puntos de vista y sugerencias. No sólo os ayudará a conectar y a estrechar lazos sino que conseguiréis llegar a acuerdos con mayor probabilidad. Ceder en ocasiones, llegar a puntos intermedios, pedir en lugar de exigir… son actitudes importantes.



Reserva tiempo para estar con tus hijos a solas. Sobre todo al inicio, puedes realizar algunas actividades con tus hijos pero sin tu pareja. Por ejemplo: ir de compras, visitar una exposición o decorar la casa en Navidad. Esto les aportará seguridad al mismo tiempo que sienten que se respeta su espacio e intimidad.


Cada uno tiene su papel. No asumas un papel que no te corresponde. Es recomendable que haya unos límites y una negociación para conseguir un clima que a todos os guste. Por supuesto, tenemos que poner todos de nuestra parte para que haya afecto y concordia, pero sabiendo el lugar que ocupamos cada uno. Además, a medida que los lazos se vayan estrechando entre la nueva pareja y tus hijos, ellos estarán más receptivos a su influencia y la relación se irá fortaleciendo y fluyendo con más facilidad.


La importancia de los valores. Todo lo anterior debe ir sostenido sobre valores como: generosidad, aceptación de la diferencia, perdón, gratitud o respeto. Conseguir un ambiente positivo es posible si nos guiamos de estos valores tan importantes.


Los consejos anteriormente enumerados pueden ayudarte a afrontar mejor la nueva situación. No obstante, hemos seleccionado algunas situaciones más concretas para responder a ellas de forma específica.


¿Cómo tratar a los hijos de mi pareja?

Intenta que sea de la forma más natural posible. Busca un equilibrio entre el exceso de atención y la indiferencia. Sobre todo al principio, deja que sea el hijo el que marque los ritmos. Cuando ya no seas un completo extraño, podrás ir dando pasos hacia delante.

Como con cualquier otra relación para pasar de ser simples conocidos a algo más, se requiere algo de tiempo y tener buena actitud e intención. Puedes mostrar interés por sus cosas, hacer alguna actividad para conoceros en un ambiente relajado y positivo, contar anécdotas o historias algo más personales…

También te recomendamos que seas tú mismo. Mostrarte auténtico y tal como eres suele dar buenos resultados. Todo será más natural y no se te percibirá como una persona que está “actuando”.

El roce hace el cariño por lo que tómate tu tiempo para ir estrechando lazos.


¿Qué puedo hacer si no me gusta cómo mi pareja educa a sus hijos?

Nuestro primer consejo es que respetes a tu pareja en su papel de padre o madre. Aunque no estés del todo de acuerdo, siempre debes partir del respeto y desde ahí, dar tu opinión, buscar alternativas…

Por otro lado, debes intentar empatizar con tu pareja. En una situación de divorcio y posterior convivencia con la nueva pareja e hijos de ésta, es frecuente experimentar tensión, estrés e incluso culpa. Es muy frecuente encontrar a padres que se sienten culpables por haber separado a sus hijos de su madre/padre o de haberles trastocado sus rutinas. Esto les lleva a consentir demasiado a los hijos, a ser excesivamente sobreprotectores... En estos casos, entender por qué tu pareja actúa de esa manera es un buen comienzo. Quizás puedas orientar tus esfuerzos en ayudarle a superar sus bloqueos más que a criticarle cada vez que haga algo que no te parece bien.


Pero, ¿qué hacer cuando la forma de educar de tu pareja interfiere en la forma en la que educas a tus hijos? Pongamos un ejemplo: tú no permites que se utilicen las pantallas durante la cena pero tu pareja si lo consiente. Cuando estáis todos, sus hijos y los tuyos, aparece el conflicto porque todos quieren usarlas. En caso de este tipo sólo hay una solución: dialogar y llegar a un acuerdo. Es frecuente tener distintas visiones sobre un mismo asunto pero si queréis que no dé lugar a conflicto, lo mejor es llegar a un entendimiento y mostraros unidos frente a los hijos.



Mis hijos y sus hijos no se llevan bien, ¿qué hacemos?

Asume que es probable que tus hijos y los suyos no se lleven bien al principio sobre todo si son de edades similares. Si hay una gran diferencia de edad, puede que los mayores ignoren a los pequeños. Pero no te preocupes porque con el tiempo, esas tensiones suelen irse relajando.

Estos son algunos consejos:

  • No obligues ni sermonees para que se lleven bien porque puedes generar que se rechacen aún más. Una buena forma de vencer las resistencias es hacer actividades que puedan interesar a todos para pasar tiempo en un ambiente lúdico y relajado.

  • Empatiza con tus hijos y entiende su perspectiva. Aunque son reacciones irracionales desde una perspectiva adulta, tus hijos pueden sentir celos si ven que tratas bien y con afecto a sus hermanastros. No los critiques ni les quites valor a sus emociones, ponte en su lugar y muéstrales tu comprensión.

  • Pasa tiempo con tus hijos a solas para que comprueben que siguen teniendo su lugar en la familia. A veces se resisten a estrechar lazos por miedo a perder esa exclusividad.

Los hijos de mi pareja no me hacen caso.

Al principio es frecuente encontrar cierta rivalidad. Desafían a la persona que consideran un intruso y que supone una amenaza para su estatus en la familia. Con el tiempo es esperable que se vayan calmando los ánimos y que esos miedos vayan desapareciendo. Cuando ocurra esto, es muy probable que la relación funcione sin grandes problemas.



No obstante, no debes olvidar que es poco probable que te obedezcan si no has creado previamente una relación de confianza y respeto mutuo. Tienes que “ganarte” el puesto en su familia y eso requerirá tiempo y mano izquierda. Nuestro consejo es que hables con tu pareja y que te ayudes de ella para ir encontrando tu propio lugar. También puedes tener en cuenta algunas de estas ideas:

  • Consensuar las normas de convivencia con la pareja y después, presentarlas como algo conjunto.

  • Pedir/sugerir las cosas y no exigirlas. Por ejemplo: ¿Podrías colocar tu ropa sucia en el cesto? Vs. Pon la ropa sucia en el cesto.

  • Dejar espacio a la negociación.

  • Preguntar e interesarse por la opinión de los hijos.

Como decíamos al inicio del artículo, no siempre será fácil pero hay pequeños cambios o actitudes que marcan la diferencia y que pueden serte de gran utilidad. No te rindas y ten paciencia. Confía en vuestro proyecto y en que, sin duda, todos los esfuerzos merecerán la pena.



RECURSOS


Libros para padres

Raimon Gaja, Marina Muñoz. Volver a empezar.


Este libro se hace hincapié en la importancia del padrastro o la madrastra en la nueva familiar. Encontrarás consejos y pautas para que la convivencia y el bienestar de cada uno de los miembros de la familia, sea bueno.



Suzie Hayman. Mis hijos y tus hijos. Crear una nueva familia y convivir con éxito.


Un libro que dará respuesta a todas tus preguntas sobre la familia reconstituida. Además, encontrarás ejemplos y situaciones cotidianas que te ayudaran a aterrizar todo lo explicado en sus páginas.




Hilary Boyd. Nuevas familias. Convivir con los hijos de tu pareja.



En este libro encontrarás consejos prácticos para abordar los celos, rivalidades, culpa, problemas de comunicación… Intenta dar soluciones prácticas a los problemas derivados de la convivencia con los hijos de tu pareja.



Guía temática sobre familias reconstituidas.



La publicación aborda los aspectos a tener en cuenta antes de iniciar la convivencia y durante la misma, tales como cómo convertir la casa en un hogar para todos los miembros, cómo actuar con las viejas y nuevas costumbres familiares, cómo facilitar la convivencia día a día, la necesidad de ajustar los tiempos o la adaptación que puede suponer la decisión de tener un nuevo hijo en común.

También se pueden encontrar recursos como cuentos y libros.




Libros para hijos


Ute Krause. ¿Cuándo se irán estos? Juventud. A partir de 3 años.


Una historia sobre unos hijos que hacen todo lo posible para deshacerse la nueva pareja de su padre y los hijos de ésta porque están cansados de ir de casa en casa. El problema es cuando lo consiguen, su padre se siente muy triste. Al darse cuenta de esto, empiezan a pensar que se han equivocado.



Roser Rius Camps. Clara tiene una gran familia. SM. A partir de 4 años.


Trata sobre una niña que al dibujar a su familia, se da cuenta de lo grande que es. Es un cuento ideal para aquellos niños que forman parte de familias reconstituidas.



Pascale Francotte. ¡Vaya lío de familia!

La Galera. A partir de 6 años.



Va dirigido a familias reconstituidas. Ayuda a entender que después de la separación, tanto papá como mamá pueden conocer a otras personas y aumentar la familia.



Françoise de Guibert. Mis padres se separan ¿Y yo qué?


Guía de autoayuda para adolescentes que están viviendo o han vivido la separación de sus padres. En este libro-guía encontramos los consejos y directrices para salir adelante y sacar el mejor partido de estos cambios.



Stepfamilies Australia. Convertirse en una familia reconstituida: una guía para adolescentes.




Echa un vistazo a nuestras últimas entradas

bottom of page