Cómo ser un modelo de inteligencia emocional para tus hijos
1) ¡Tus hijos te imitan!
¿Sabías que las personas emocionalmente inteligentes les va mejor a nivel personal, profesional, académico y emocional?
Los seres humanos, tanto los niños como los adultos, podemos aprender aprendemos observando y copiando el comportamiento de otras personas.

Seguro que has observado como tu hijo te imita a ti y a otras personas. Es algo que nos divierte y enternece pero conlleva una gran responsabilidad, porque esto quiere decir que nuestros hijos van a aprender y reproducir muchas de las cosas que hagamos e incluso que pensemos.
A continuación te exponemos algunos ejemplos cotidianos de cómo los niños aprenden por imitación:
Lenguaje: Un bebé empieza a decir palabras como "mamá" o "papá" porque escucha a los adultos repetirlas constantemente. Incluso imita el tono y la forma en que se dicen.
Gestos y expresiones: Si los padres sonríen mucho o usan gestos específicos al hablar, los niños tienden a copiar esas expresiones, como levantar el pulgar para decir "¡bien!" o aplaudir.
Hábitos de higiene: Un niño observa a sus padres lavarse las manos antes de comer o ponerse crema después del baño, y poco a poco comienza a imitar estas rutinas.
Actitudes emocionales: Si un adulto muestra calma frente a un problema, el niño puede aprender a reaccionar de forma similar. Por el contrario, si ve enfados constantes, puede copiar ese tipo de respuesta emocional.
Juegos de rol: Cuando los niños juegan a "ser papá o mamá", imitan cómo cocinan, conducen un coche o cuidan a un bebé, recreando lo que han observado en casa.
Interacciones sociales: Si un niño ve que sus padres saludan a los vecinos con un "buenos días", pronto comenzará a hacer lo mismo, repitiendo el gesto de amabilidad.
Tareas domésticas: Un niño que ve a sus padres barrer o poner la mesa tratará de hacer lo mismo, aunque al principio lo haga a su manera.
Uso de dispositivos: Cuando ve a los adultos usar un teléfono móvil, intenta imitar tocando la pantalla o llevándolo al oído, incluso sin saber bien cómo funciona.
La imitación es la base de gran parte del aprendizaje temprano y refleja cómo los niños toman a los adultos como modelo. Por eso, ¡es importante mostrarles buenos hábitos y conductas positivas!
2) Claves para ser un modelo de inteligencia emocional.
A continuación, vamos a exponerte ideas para ser un modelo de inteligencia emocional. Lo hemos organizado siguiendo los principios de la inteligencia emocional (autoconciencia, autorregulación, motivación, empatía y habilidades sociales). También lo hemos enfocado desde una educación basada en valores y en la evidencia científica.
Cultiva tu autoconciencia emocional
Recuerda que la autoconciencia emocional te ayuda a identificar y comprender tus propias emociones.
Aprende a reconocer tus emociones en diferentes situaciones. Ser un buen modelo emocional significa mostrar a tus hijos cómo identificas lo que sientes y por qué lo sientes.
Toma conciencia de tus emociones y exprésalas de forma adecuada: por ejemplo, si estás frustrado, verbalízalo de forma calmada: "Me siento frustrado porque el día ha sido difícil, pero puedo manejarlo."
Actividades para fomentar tu propia autoconciencia emocional y enseñársela a tus hijos:
Diario de emociones
Cómo hacerlo: Al final del día, tómate 5 minutos con tu hijo para reflexionar sobre cómo os habéis sentido durante el día. Podéis escribirlo o dibujarlo si son pequeños.
Preguntas guía: ¿Qué fue lo mejor del día? ¿Hubo algo que te hizo sentir triste, frustrado o feliz?
Esta actividad ayuda a desarrollar vocabulario emocional y a reconocer emociones.
Semáforo emocional
Cómo hacerlo: Utiliza un semáforo como herramienta visual para identificar la intensidad de las emociones:
Rojo: Me siento muy enfadado o abrumado (detengo todo y respiro).
Amarillo: Estoy algo incómodo (pienso en lo que me pasa).
Verde: Estoy tranquilo y listo para seguir.
Con la ayuda del semáforo aprendemos a identificar las emociones y a actuar en consecuencia. Además, podemos ayudarnos los unos a los otros a tomar conciencia de la emoción. Por ejemplo: “Mamá, creo que estás en amarillo”, “Ana, ¿puede ser que estés en rojo?”
Fomenta la autorregulación
La autorregulación implica manejar las emociones de forma constructiva sin reprimirlas ni dejarse llevar por ellas.
Mantén la calma en momentos difíciles. Los niños aprenden observando cómo reaccionas ante el estrés.
Enséñales estrategias de regulación emocional como la respiración profunda, hacer una pausa o reflexionar antes de actuar.
Actividades para trabajar la autorregulación:
Respiración abdominal o del globo
Cómo hacerlo: Dile a tu hijo que imagine que es un globo.
Inhalar: Inflar el globo (llenar la barriga con aire, no el pecho).
Exhalar: Soltar el aire despacio para desinflar el globo.
Una técnica sencilla para calmarnos en momentos de frustración o rabia. Os animamos a que lo practiquéis juntos.
Cómo hacerlo: Crea un espacio especial en casa con cojines, libros tranquilos, música para niños relajante o una caja de la calma con herramientas (colores, objetos sensoriales, etc.). Cuando un miembro de la familia sienta emociones fuertes, puede acudir allí a relajarse.
Promueve la autorregulación y enseña que está bien tomarse un tiempo para calmarse.
Practica la empatía
La empatía es la capacidad de ponerte en el lugar de tu hijo y comprender cómo se siente.
Una forma de manifestar la empatía es validar sus emociones con frases como: "Entiendo que te sientas triste porque no pudimos ir al parque hoy."
Actividades para practicar la empatía:
“¿Cómo se siente?”
Cómo hacerlo: Cuando veáis a alguien (en la calle, en la tele o en un cuento), pregunta:
"¿Cómo crees que se siente ese niño/personaje? ¿Por qué se sentirá así?"
"¿Qué podríamos hacer para ayudarlo o que se sienta mejor?"
Ayuda a los niños a desarrollar la capacidad de ponerse en el lugar del otro.
Historias con emociones
Cómo hacerlo: Lee cuentos donde los personajes experimenten emociones claras (como El monstruo de colores de Anna Llenas). Pregunta: "¿Qué emoción está sintiendo? ¿Te ha pasado alguna vez algo parecido?"
Esta actividad es muy buena para identificar y comprender las emociones en los demás
Enséñales a expresar emociones
Ayuda a tus hijos a nombrar sus emociones. Por ejemplo, puedes decir: "¿Estás enfadado? ¿Quieres que hablemos sobre lo que te pasa?"
Proporciona un vocabulario emocional: feliz, triste, frustrado, emocionado, etc.
Aquí tienes algunos juegos y herramientas diseñados para ayudar a los niños y jóvenes a expresar sus emociones de manera saludable y efectiva.
Herramienta: "Diario de las emociones"
Edad recomendada: 6+ años
Objetivo: Fomentar la reflexión emocional y el vocabulario emocional.
Cómo funciona:
Cada día, los niños anotan:
> Una emoción que sintieron (feliz, triste, enojado, sorprendido, etc.).
> Qué la provocó.
> Cómo reaccionaron.
> Qué podrían hacer la próxima vez.
Uso de caritas o dibujos para los más pequeños.
Revisión semanal para reflexionar sobre patrones emocionales.
💡 Tip: Complementar con un "emocionómetro" en la pared, donde puedan colocar pegatinas con sus emociones diarias.
Juego: "El semáforo de las emociones"
Edad recomendada: 4-12 años
Objetivo: Ayudar a los niños a identificar y expresar sus emociones según su intensidad.
Materiales:
Tres círculos de colores (rojo, amarillo y verde) en cartulina o papel.
Tarjetas con diferentes situaciones cotidianas.
Un tablero o espacio donde pegar los círculos.
Cómo jugar:
Explica los colores:
> Rojo: Emociones muy intensas (rabia, miedo fuerte, euforia).
> Amarillo: Emociones medias (preocupación, sorpresa, alegría moderada).
> Verde: Emociones tranquilas (felicidad, calma, gratitud).
Presenta una situación (por ejemplo: "No me dejan jugar con mis amigos" o "Recibo un abrazo de mi mamá").
Los niños eligen el color que mejor representa cómo creen que se sentirían en esa situación.
Fomentar el diálogo: Pregunta por qué han elegido ese color y qué harían en esa emoción.
🎯 Variantes:
Adaptar para adolescentes con situaciones más complejas.
Incluir más colores o subdividir emociones dentro de cada color.

Modela habilidades sociales positivas
Es clave enseñar a los niños a gestionar los conflictos de forma pacífica y respetuosa.
Practica la escucha activa cuando tu hijo te habla.
Cómo hablar para que tus hijos te escuchen y cómo escuchar para que tus hijos te hablen
Enséñales a resolver conflictos de manera calmada y constructiva: "Cuando estamos enfadados, podemos hablar sin gritar para resolver el problema. “¿Qué te hubiera gustado hacer?”
Actividades para resolver conflictos y modelar habilidades sociales:
Juegos de roles
Cómo hacerlo: Representa con tu hijo situaciones comunes de conflicto, por ejemplo: “¿Qué harías si un amigo te quita un juguete?”. Practica respuestas calmadas como: “Eso no me gusta, podemos turnarnos.”
Les da herramientas prácticas para afrontar problemas reales.
“El bote de las soluciones”
Cómo hacerlo: Cuando surja un problema en casa, escribid juntos posibles soluciones y guardadlas en un bote. En futuros conflictos, podéis sacar una idea del bote para solucionarlo.
Promueve el pensamiento crítico y enseña a buscar soluciones constructivas.
Prioriza el tiempo de calidad
Construir una conexión emocional sólida ayuda a tus hijos a sentirse seguros y escuchado.
Estas actividades son prácticas, adaptables a todas las edades y contribuyen no solo a que tus hijos desarrollen inteligencia emocional, sino a crear un ambiente familiar más empático y equilibrado.
No obstante, queremos facilitarte aún más la tarea por lo que vamos a profundizar en algunas áreas con actividades prácticas que te pueden ayudar a desarrollar la inteligencia emocional en la crianza y a fortalecer el vínculo con tus hijos. Aquí tienes algunos ejemplos prácticos de juegos, conversaciones y rutinas compartidas que ayudan a fortalecer los vínculos emocionales entre padres e hijos:
Juegos
Juego del espejo: Imitar los gestos o movimientos del otro. Por ejemplo, si tú haces caras graciosas, el niño debe copiarlas. Este juego crea conexión y fomenta la empatía.
Construcciones conjuntas: Usar bloques o piezas de LEGO para construir algo juntos. Esto fomenta la cooperación y el trabajo en equipo.
La búsqueda del tesoro: Organiza una pequeña aventura con pistas y recompensas. Refuerza el vínculo al colaborar en una actividad divertida.
Teatro de marionetas: Crear una historia juntos con títeres o peluches. Esto permite compartir emociones e ideas.
Conversaciones
El juego de las preguntas: Preguntar cosas como "¿Cuál fue tu parte favorita del día?" o "Si pudieras ser un animal, ¿Cuál elegirías y por qué?". Estas preguntas fortalecen la comunicación y la confianza.
Historias de la familia: Contar anécdotas sobre tu infancia o historias divertidas de la familia. Esto refuerza el sentido de pertenencia.
Expresar gratitud: Hablar sobre algo por lo que ambos estáis agradecidos. Por ejemplo, "Hoy estoy feliz porque jugamos juntos en el parque".
Rutinas compartidas
Hora de lectura: Leer un cuento antes de dormir crea un momento de calma y conexión emocional.
Preparar comida juntos: Involucra al niño en tareas simples como mezclar ingredientes o poner la mesa. Esto fomenta la colaboración y los buenos recuerdos compartidos y puede desarrollar la afición por la cocina.. .
Paseos regulares: Salir a caminar, ir al parque o andar en bicicleta mientras que conversáis. Es un espacio para compartir experiencias y conectar emocionalmente.
Rutina de buenos días y buenas noches: Establecer pequeños rituales, como un abrazo al despertar o una frase especial para desear buenas noches.
Estos momentos sencillos ayudan a crear vínculos más fuertes y duraderos, además de generar recuerdos felices.
Ser un padre con inteligencia emocional no significa ser perfecto, sino ser consciente, adaptable y dispuesto a crecer junto a tus hijos.
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